Ya es oficial. El estadio Santiago Bernabéu acogerá la final aplazada de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors el próximo 9 de diciembre. El partido que más violencia y degradación ha generado en el fútbol, lamentablemente será disputado.
Se esperaba una sanción ejemplarizante por parte de la Conmebol para que no se vuelvan a repetir situaciones como las que se han visto en las penosas imágenes recogidas durante el pasado fin de semana. La vuelta del partido que se debía disputar en el Estadio Monumental de Buenos Aires fue aplazada el pasado sábado debido a los ataques violentos que recibió el autobús de Boca y, aunque parecía que se jugaría el domingo, la Conmebol decidió mover nuevamente la fecha a causa de las lesiones sufridas por el capitán xeneize, Pablo Pérez.
Seguidores de Boca Juniors animan antes del partido de la final de la Copa Libertadores, afuera del hotel donde se concentra el equipo en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Javier Caamaño
Esta situación de locura absoluta en la que se vio involucrada Argentina como país y su presidente, Mauricio Macri, llevó a plantear incluso la cancelación del partido. De ese modo, habría quedado vacante el campeón de la Copa Libertadores. Una solución de lo más razonable, visto lo visto.
Florentino nunca cede su estadio para la Copa
La otra vía que finalmente se ha impuesto consistía en buscar otra sede, fuera de Argentina, para jugar el partido. Se habló de muchos países e incluso tomó fuerza la opción de que se jugase en los Emiratos Árabes Unidos, donde se disputa el Mundial de Clubes en el que participará el campeón de esta polémica final, pero finalmente España se ha llevado la palma.
Lo llamativo del caso es que Florentino Pérez haya puesto a disposición de la Conmebol el Bernabéu para el partido más violento del siglo. Y no sorprende por una cuestión de velar por la seguridad del estadio que tanto ansía reformar el señor Pérez, que también. Llama la atención, sobre todo, por lo difícil que es ver al dirigente blanco ceder su preciado coliseo blanco.
El Madrid jugará en Huesca el día de la final
Durante los últimos años ha salido en incontables ocasiones el debate de dónde debería jugarse la Copa del Rey. Y siempre se ha propuesto el Bernabéu como principal opción por su condición de estadio neutral –el Barça la ha jugado los últimos cuatro años– con mayor aforo.
Integrantes de la policía argentina dirige a aficionados de River Plate en el partido de la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors en el estadio Monumental en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Rocoroni
Sin embargo, la negativa para acoger un partido en que el eterno rival puede proclamarse campeón ha llevado al Madrid a proponer mil y una excusas a fin de evitarlo. Normalmente han sido obras, incluso en los lavabos, o conciertos las artimañas más recurrentes desde la casa blanca.
Por ello no deja de ser curioso que en esta situación, de escasa antelación y con la temporada en plena efervescencia –el mismo día de la final el Madrid juega en Huesca– no haya reparos para acoger un partido considerado de alto riesgo y que contará con uno de los mayores despliegues de seguridad nunca vistos.
El marketing prevalece sobre la violencia
Una vez más, el señorío de Florentino Pérez queda retratado. Con mucha menos antelación, mayor riesgo para sus instalaciones y en mitad de la temporada, el Madrid acepta ceder el Bernabéu para una final. Sin duda, un buen movimiento de marketing para promocionar el estadio blanco en todo el mundo. Al mismo tiempo, un punto negro por acoger un partido que debió ser prohibido.