Nueva victoria del Real Madrid en Champions League frente a un rival al que en el Bernabéu le endosó tres goles, pero que pudo haber culminado su vendetta particular de haber estado más inspirado de cara a portería. Un Madrid endeble y frágil que aguantó el empate en la primera parte --llorando-- y que no perdonó los errores de los italianos para llevarse los tres puntos del Olímpico de Roma.
Primero Gareth Bale aventajó al equipo de Santiago Solari y minutos más tarde Lucas Vázquez selló el marcador para dar un colchón suficiente en el luminoso que hundió al Roma. Injusto, pero cierto. El Madrid recuperó la flor de Zinedine Zidane --que le caracterizó la temporada pasada en la competición intercontinental y por la que acabó campeón-- pese a evidenciar las carencias defensivas de un equipo sumergido en una crisis de juego rescatado por los resultados esporádicos.
Merecieron más
Clasificados ambos equipos tras la victoria del Viktoria Plzen frente al CSKA de Moscú antes del pitido inicial, los dos conjuntos mostraron respeto por el otro en los primeros compases del partido, pero según el cronómetro avanzó, los italianos se hicieron dueños del partido. Ni Courtois ni Olsen estuvieron exigidos. El Madrid optó por el juego vertical y el Roma por la posesión, una posesión que habría finiquitado un partido que tuvo en sus botas hasta en tres ocasiones claras.
El juego local se convirtió en un asedio a la portería defendida por Thibaut Courtois pasado el ecuador de la primera parte y, aun así, la fortuna cayó, una vez más, del lado madridista. Tras 35 minutos sin ocasiones claras, primero Carvajal y luego Courtois, salvaron el primer tanto romano en una jugada plagada de rebotes que culminó con un disparo de Kolarov que hubiera sido el gol de la jornada.
Sufría el Madrid y a portería vacía, Cengiz falló un gol cantado que mandó a las nubes de forma inexplicable instantes antes del final de la primera parte.
El Madrid no perdona los regalos
Con el Roma en auge y el Madrid reviviendo los fantasmas de una temporada --hasta ahora-- para olvidar y con un guión similar al que se vivió en Ipurua el sábado, apareció Bale en el 47 para dar calma al equipo de Chamartín. Un regalo de Olsen que el galés no desaprovechó. Se acomodó el balón y lo mandó al fondo de la red tras el despeje del cancerbero. Un balón que volvió hacia la portería del meta sueco con un efecto espiral.
Los jugadores del Madrid celebran el gol de Gareth Bale frente al Roma / EFE
Lo intentó el Roma dada la superioridad evidente y volvió a toparse con Carvajal. El lateral evitó el tanto de Zaniolo --también cantado-- y de un posible empate el Madrid se aventajó de nuevo en el marcador. Bale volvió a aparecer --tras fallar un gol cantado en el uno contra uno frente a Olsen minutos antes-- y sirvió el segundo gol del encuentro. Centró a la cabeza de Benzema y el francés asistió a Lucas Vázquez que remató a placer. El gallego acabó así con una sequía de ocho meses sin ver portería. Un segundo tanto que pese a tener media hora por delante acabó con las esperanzas del equipo de Eusebio Di Francesco.
Acomodados, pero con el marcador a favor, el Madrid tocó, probó a Olsen y el Roma se resignó a ver cómo había desperdiciado una primera parte para enmarcar en la que sometió a su rival en todas las facetas del juego. El Madrid volvió a las andadas desde que Solari dirige el equipo. Encontró primero el resultado y posteriormente el juego. Una situación que explica la crisis del equipo blanco en todas las competiciones.
Nuevo triunfo blanco para rehacerse del ridículo frente al Eibar, pero con muchas dudas ante un rival de entidad. El foco se cierne intacto sobre la falta de inspiración y reacción de un equipo que sobrevive a base de regalos.