Florentino Pérez se ha cansado. La vergonzosa derrota frente al Eibar el pasado sábado, que el propio presidente presenció en el palco de Ipurua, amenaza con acabar con la paciencia del presidente, si es que no ha terminado ya,.
Su rostro era el mismo que en el Camp Nou cuando el Barça le endosó una manita, o cuando el Sevilla humilló a los blancos en el Sánchez Pizjuán. Demasiados tropiezos en una temporada que empezó mal y que de seguir así terminará peor. La excusa de Lopetegui ya no se sostiene. Con el técnico vasco fuera y Solari como nuevo jefe del vestuario blanco, parece ser que el razonamiento de Lopetegui y los signos evidentes de falta de planificación deportiva apuntan una falta de previsión y gestión por parte del mandatario blanco.
Los señalados son los que juegan ya fuera en su día con Lopetegui, ahora con Solari o con cualquier recambio que Florentino se plantee para la temporada que viene. Los jugadores parecen no responder a ningún estímulo y la temporada puede hacerse muy larga. El empresario madrileño decidió no reforzar al equipo en verano --con jugadores contrastados y de renombre-- y ahora el equipo lo está pagando caro. Una situación que escuece demasiado en el madridismo y que evidencia la cristianodependencia del equipo blanco de cara a portería. No hay ningún líder y si el portugués no lo era, al menos sus goles maquillaban el mal juego de los blancos.
Sin cohesión interna
El Madrid ha entrado en una dinámica negativa, de derrotas, mal juego y peores resultados que ponen en jaque la primera temporada tras la era Cristiano. Solari y Pintus --de nuevo al mando de los entrenamientos físicos-- deben poner contra las cuerdas a jugadores que no han demostrado su mejor nivel.
Benzema, Modric y Varane en Eibar / EFE
La imagen del equipo está por los suelos. Sin ideas, sin juego, sin líderes y lo que es peor, sin orgullo. Una sensación que preocupa, pese a la poca diferencia de puntos que hay en la tabla, a 6 puntos del Sevilla, 5 del Barcelona o 4 del Atlético de Madrid, en la previa frente a la Roma y la jornada liguera frente al Valencia.
Los resultados marcarán el porvenir del equipo y de la plantilla, pero si los jugadores no cambian su actitud, Florentino tomará medidas. Su idea era cambiar caras y dorsales en verano, pero a estas alturas medita seriamente invertir en el mercado de invierno y acabar con las vacas sagradas. Quien no responda al nivel exigido, tiene los días contados.