A Santiago Solari se le atragantó la firma del contrato indefinido. Lo señalamos en Culemanía en su momento: la euforia con respecto a Solari resultaba surrealista. Una burbuja. Un intento desesperado de Florentino Pérez por pasar página.
Al técnico argentino se le había aupado a los cielos por cuatro victorias pírricas contra equipos claramente inferiores. El estreno ante el Melilla fue mediocre, pese a lo abultado del resultado. Ante el Valladolid, en el Bernabéu, tuvo que aparecer Vinicius para salvar los muebles con un gol de rebote. La goleada al Viktoria Plzen acabó de aderezar la farsa. Solo el triunfo en Balaídos fue realmente meritorio.
El Eibar ha vuelto a destapar las vergüenzas del Real Madrid. Lopetegui no era el problema. Era apenas la punta del iceberg que hunde el buque blanco. Los jugadores en su conjunto son los responsables de la debacle. No juegan a nada. Deambulan sobre el terreno de juego perdidos, ausentes, apáticos. Nadie asume las riendas de un equipo huérfano de liderazgo.
Mendilibar se come a Solari
El Eibar se fue al descanso con victoria por la mínima. El Real Madrid no estaba cómodo en Ipurúa y sufría con la fuerte presión de los locales. Sin ideas, errático, lento. El conjunto blanco volvió a encontrarse con sus fantasmas cuando Escalante adelantó a los azulgrana. El centrocampista italoargentino hizo el primero del partido tras una jugada que hizo dudar a Martínez Munuera y en la que tuvo que intervenir el videoarbitraje.
Los de Mendilibar lanzaron una contra eléctrica tras una pérdida de balón de Dani Ceballos. Fabián Orellana, cambiado de banda, mandó un pase preciso al espacio para la llegada de Cucurella, más atrasado que Odriozola, quien la puso al corazón del área para el remate de Kike González. Un paradón de Courtois evitó el gol en primera instancia, pero el belga no pudo hacer nada ante el remate inmediato de Escalante, quien llegaba de segunda línea adelantándose a Ceballos.
Ninguno de los tres futbolistas del Eibar; ni primero Cucurella, ni Kike, ni Escalante se encontraban en posición ilegal, por lo que el gol subió finalmente al marcador. El Real Madrid de Solari apenas tuvo respuesta. Los blancos ofrecieron muy poco, con pocas ocasiones y menos apariciones de jugadores clave.
Solari no tiene respuesta
La segunda mitad certificó el hundimiento del conjunto blanco. Solari no hizo ningún cambio. Ni siquiera tuvo a nadie calentando en la banda. Y pasó lo que tenía que pasar. El Real Madrid no encadenaba dos pases seguidos mientras el Eibar llegaba con facilidad al área rival. La conexión Cucurella-Sergi Enrich resultó letal.
Sergi Enrich anota el segundo gol del Eibar / EFE
Sergi Enrich anotó el segundo en el minuto 53. Despeje horizontal de Kroos, quien estuvo desaparecido en el centro del campo. Odriozola deja botar dos veces la bola y Cucurella le gana la posición. El lateral del conjunto armero asiste a Sergi Enrich, quien envía el balón al palo largo con excelente precisión.
Para colmo, Odriozola se lesionó en la acción y tuvo que entrar Carvajal, sin calentar y recién salido de una lesión. El Real Madrid estaba noqueado. Y en apenas cuatro minutos el Eibar sentenció el partido con el tercer gol. De nuevo con Cucurella y Sergi Enrich como protagonistas. El lateral centró desde la izquierda, el delantero lo desvió levemente en el primer palo y llegó Kike García totalmente solo para remachar a puerta vacía.
Bochorno generalizado
El Real Madrid fue un bochorno generalizado. La defensa blanca fue una broma. Hizo aguas por todas partes. Sergio Ramos no mostró autoridad ninguna. El centro del campo echó en falta a Casemiro. Kroos, Modric y Ceballos no lograron imponerse en ningún momento. En cuanto a Benzema, Bale y Asensio, estuvieron desaparecidos. Solari tampoco dio muestras de reacción desde el banquillo, certificando su primer ridículo como entrenador. Vuelve la zozobra.