La afición del Real Madrid se muestra inclemente con sus jugadores en las redes sociales. La bochornosa actuación del conjunto blanco ante el Eibar ha desatado las iras de la hinchada merengue. Nadie se salva de la criba. Pero las críticas son especialmente punzantes con varias de las vacas sagradas.
Gareth Bale es uno de los grandes señalados. El galés fue una sombra sobre el césped de Ipurua. Un espectro. No generó ningún peligro y volvió a adolecer de una preocupante falta de actitud. Su intermitencia es tal que se ha ganado el apodo de “payaso titilante”.
Ya no valen excusas
Luka Modric es otro de los señalados por la afición. El centrocampista croata sigue sin recuperar la chispa después del Mundial. A estas alturas de curso la fatiga de la cita mundialista ya no puede ser una excusa. Modric deambula por los terrenos de juego alicaído, sin ideas y con excesiva pesadumbre. Tanto que parece que lleve medio año de vacaciones.
A las críticas sobre el croata se suman también las de Asensio, recién bautizado como Ausencio. La ausencia del mallorquín es verdaderamente preocupante. No solo está eludiendo la responsabilidad que el equipo quería depositar en él sino que también ha traicionado su confianza. Se niega a asumir galones y se borra en los momentos decisivos. Un fraude.
Los jugadores del Eibar celebran un gol ante el Real Madrid / EFE
Nadie se salva
En general nadie se salva de la criba tras el partido contra el Eibar. No queda títere con cabeza. La defensa hizo aguas por todas partes. Desordenada, débil y lenta. Llegaban tarde a todos los lances. Sergio Ramos careció de la autoridad y el empuje que le caracterizan. El centro del campo fue un desastre. Kroos y Modric están a años luz de su mejor nivel y Ceballos tuvo un día gris. La delantera completó el bochorno general. Bale, Asensio y Benzema no aparecieron en ningún momento.
El efecto Solari ha tocado a su fin. Se ha demostrado un espejismo. A este Real Madrid solo lo salva el fichaje de un galáctico.