Gareth Bale es un lastre para el vestuario del Real Madrid. En el club blanco están hartos de la falta de actitud y compromiso del futbolista galés. Florentino Pérez ya no soporta sus caprichos por más tiempo. Ha dicho basta. Solari, por su parte, parece dispuesto a darle un voto de confianza, tal y como han hecho todos los entrenadores que han pasado por el equipo. También lo hizo Lopetegui, y el donostiarra terminó desquiciado.
El galés ha sido señalado por los cuatro entrenadores que ha tenido en el Real Madrid. Ancelotti, Rafa Benítez, Zidane y Lopetegui, de una u otra forma, sufrieron la displicencia de Gareth Bale. Bien fuera por la posición en la quería jugar, por los partidos en los que se borraba o por su fragilidad física y mental, el galés creó problemas a todos sus entrenadores.
Da la impresión de que Bale se cree por encima de algunas de las decisiones que toman sus entrenadores. Llegó con el cartel de estrella el mismo verano en que el Madrid no logró fichar a Neymar. Además, costó 100 millones de euros y es el futbolista mejor pagado de la plantilla, con un sueldo aproximado de 15 millones de euros netos al año. Sin embargo, su rendimiento dista mucho de toda la fanfarria que le acompaña.
El principal problema de Bale es su falta de compañerismo, en cierto modo consentida por Florentino Pérez. El galés hace lo que le da la gana dentro y fuera del terreno de juego y se siente protegido por el presidente, a quien acude por medio de su agente.
Currículum negro
En su momento, Carlo Ancelotti confesó que su relación con Florentino Pérez se había deteriorado por culpa de Gareth Bale. El galés se había quejado por su posición en el esquema táctico. Quería jugar por el centro. Así se lo hizo saber a Florentino y este llamó a Ancelotti. El técnico italiano, que venía de encadenar una racha espectacular de 22 victorias seguidas, se negó a ceder a los caprichos del futbolista. Pero su relación con el presidente quedó tocada.
Tras Ancelotti llegó Rafa Benítez, quien sí consintió a las exigencias de Bale. Ahora bien, poner al galés en el centro ocasionó un problema con Cristiano Ronaldo, por la incompatibilidad entre ambos jugadores ahí. Zidane tomó el relevo de un Real Madrid en caída libre y de primeras apostó por el tridente Bale, Benzema, Cristiano, la famosa BBC.
Una foto de archivo de Gareth Bale en el banquillo del Bernabéu / EFE
Pero poco a poco el galés fue perdiendo protagonismo en el once de Zidane. El técnico buscó un centro del campo más equilibrado e Isco le fue comiendo terreno a Bale. También Marco Asensio y Lucas Vázquez, futbolistas más sacrificados, relegaron al galés al banquillo en muchos partidos.
Gareth Bale se mostró bastante indiferente ante la pérdida de confianza de Zidane. Parecía que las suplencias en los grandes partidos le daban igual. Eso sí, tras su espectacular partido en la final de Kiev estalló ante la prensa y amenazó con salir del club si no disfrutaba de más protagonismo.
Fiasco mayúsculo
Florentino Pérez, ciego y enamorado por el recital de Bale en la final de la Champions, vio en el galés al futbolista estrella que haría olvidar la marcha de Cristiano Ronaldo. Nada más lejos de la realidad. Con o sin el portugués, Bale es un futbolista difícil de encajar en el equipo. Hace tiempo que Florentino despertó de su ensoñación y arrojó la toalla con Bale.
Una foto de Gareth Bale en un partido de Champions / EFE
Falto de carácter y de liderazgo; sobrado de egoísmo. Ese es Gareth Bale. En lo que va de temporada apenas ha convertido cuatro goles, el último el 19 de septiembre. Pidió el cambio en el derbi madrileño aquejado de fatiga, pero luego se marchó con su selección. Además, tan solo ha completado los 90 minutos en dos partidos. Pero esta vez no puede quejarse de falta de continuidad. Él mismo es quien se borra de los partidos.
El Real Madrid está harto de las singularidades de Garteh Bale. No hay quien lo entienda. Y la paciencia se agota.