Florentino Pérez encabeza la rebelión de los Big Four contra la UEFA. Real Madrid, FC Barcelona, Bayern Munich y Juventus son los cuatro grandes de Europa que desafían el orden imperante. Su objetivo: crear una Superliga europea que sustituya a la Champions League. Sus motivos: mantener una hegemonía económica recientemente amenazada por los clubes de la Premier League. Hace tiempo que el fútbol no se mueve por razones deportivas. Todo se reduce al dinero.
El auge inglés
Inglaterra se ha convertido en una amenaza para la vieja oligarquía europea. El mercado del fútbol cotiza al alza en Estados Unidos y en Asia. Y los ingleses, por razones históricas y por idioma, tienen todas las de ganar para imponerse. Es más fácil exportar la Premier League que la liga española o el Calcio. Y eso mismo es lo que está ocurriendo, para regocijo de los clubes ingleses.
Los clubes más ricos de Europa compiten entre sí para fichar a los mejores futbolistas. Se da por hecho que el mercado se reduce a unos pocos privilegiados, quienes disponen de capital suficiente para afrontar el desembolso, de modo que, a la práctica, la competencia no es tan grande. Existen barreras de entrada insuperables para la inmensa mayoría.
Ahora bien, el auge de los clubes ingleses y la irrupción de los capitales árabes ha traído a nuevos invitados a la mesa. El pastel se reparte entre más convidados. La pasada temporada el West Bromwich Albion ingresó 108 millones por los derechos televisivos a nivel mundial. Fue el que menos recibió de la Premier. El Atlético de Madrid, tercero de España, ingresó 99 millones. Barça y Madrid ingresaron alrededor de 140 millones, menos que el Everton, séptimo en Inglaterra.
Nasser Al Khelaifi, el presidente del PSG que se enfrentó al Barça / EFE
El crecimiento de los clubes ingleses preocupa mucho a los ricos de Europa. Ahora el Southampton, el West Ham o cualquier otro club inglés puede competir de igual a igual con todo un Bayern Múnich o el Juventus. La situación es más preocupante que la de clubes como el PSG o el City, cuya riqueza es artificial: tan pronto como aparece puede esfumarse. El caso de la Premier, en cambio, muestra un cambio de tendencia en el mercado del fútbol. Es una cuestión estructural.
La reacción de los Big Four
En este sentido, Florentino Pérez se plantea la cuestión como una cruzada. Quiere mantener la hegemonía de los históricos de Europa. Doblegar a los recién llegados. Y está dispuesto a cambiar las reglas del juego si hace falta.
La idea de la Superliga pasa por garantizar una plaza fija para los históricos de Europa. Una liga cerrada para los grandes de España, Italia, Alemania, Inglaterra y Francia. Invitaciones para el resto de clubes. Todo ello al margen de la UEFA. Según reveló Football Leaks, las negociaciones del presidente del Real Madrid con la empresa Relevant, que está estudiando la viabilidad de la Superliga, prometerían triplicar los ingresos de los clubes españoles.
La guerra del fútbol
El principal problema del proyecto de los Big Four es que, según Relevant, para que la Superliga sea realmente viable los partidos deberían jugarse en fin de semana. Es cuando hay más audiencia y, por tanto, más ingresos. Ello dinamitaría las ligas nacionales. No es posible la convivencia de una competición domestica con una continental de este calibre.
Gianni Infantino y Michel Platini en un antiguo congreso de la UEFA / ARCHIVO
Este es el gran escollo de la Superliga. Real Madrid, Barça, Bayern y Juve estarían dispuestos a sacrificar sus ligas nacionales. Pero la Premier League es inviolable. Los ingleses jamás renunciarán a su propia competición. Y más sabiendo que el proyecto les perjudica.
En todo caso, la amenaza de la Superliga es una baza de los Big Four para negociar con la UEFA los próximos repartos de los contratos televisivos. En la última negociación los clubes ya consiguieron sacarle más dinero a la UEFA, además de condiciones más favorables para las ligas históricas. Todo apunta a que la guerra seguirá en curso.