Florentino Pérez volvió a estallar en la victoria del Real Madrid frente al Viktoria Plzen en el Bernabéu. Cantidad de ocasiones que los blancos no supieron transformar y que acabaron pidiendo la hora para evitar la hecatombe definitiva antes del clásico. El presidente blanco se quedó en el palco analizando en solitario la situación, y tal y como informa El Confidencial, José Ángel Sánchez se acercó al presidente junto a otros directivos.
Pese conseguir los tres puntos, Florentino sentenció definitivamente a Julen Lopetegui. La actuación del equipo fue, de nuevo, muy plana y la mala puntería del Viktoria evitó la derrota blanca. El empresario madrileño estaba dispuesto a ejecutar al técnico vasco, pero el director general consiguió calmar a un Florentino fuera de sí. Sus explicaciones surgieron efecto y Lopetegui se sentará en el Camp Nou sentenciado.
Sin sustituto y a la espera
Florentino ha sondeado el mercado y de momento, los candidatos que ha elegido no convencen del todo y tampoco gustan en el vestuario. El madridismo está divido con uno de los entrenadores más polémicos. José Mourinho. El portugués vive una situación irregular en el Manchester United y Florentino ve con buenos ojos el regreso de un técnico disciplinado. En su contra juega la poca efectividad que tuvo frente al eterno rival, en aquel momento dirigido por Guardiola.
Imagen de archivo de José Mourinho / EFE
Pese a que el vestuario no quiere un segundo episodio con Mourinho, el luso se marchó de buenas formas con la directiva blanca y guardan de él un buen recuerdo. Aun así, no podría aterrizar de inmediato por lo que su candidatura se diluye.
Conte, el preferido
Tanto Florentino como José Ángel Sánchez basan su apuesta en Antonio Conte. El ex del Chelsea se encuentra de vacaciones con su familia y los contactos han existido, aunque el italiano todavía no se ha posicionado del todo. El acuerdo podría llegar tras el clásico una vez acordadas las condiciones.
Con este escenario, Florentino se ha visto obligado a reducir su impaciencia por falta de tiempo. No hay margen de maniobra y el club debe esperar o un cambio radical del equipo o la disponibilidad de un técnico con currículum que quiera hacerse cargo de un vestuario descontrolado.
La marcha de Cristiano también ha influido en está crisis existencial. Durante casi una década siempre fue la esperanza del madridismo y los números, ahora, le dan la razón. Sin el 7, las esperanzas se han desvanecido. Ningún jugador ha recogido su liderazgo ni su capacidad goleadora y está pasando factura a un equipo sin alma.