La tensión en el Real Madrid ha traspasado los límites. El equipo está en el punto de mira y Lopetegui pende de un hilo. La necesidad de ganar y la ansiedad de recuperar los buenos resultados son patentes en cada rincón de la casa blanca. No se salva nadie y el capitán, quien ha sido cuestionado recientemente por su nivel, también padece la presión que conlleva ser jugador de la entidad blanca.
Este lunes, durante el entrenamiento previo al partido de Champions League frente al Viktoria Plzen, Sergio Ramos ha protagonizado una escena consternadora que escenifica a la perfección cómo está viviendo el vestuario el mal momento del equipo.
Durante un ejercicio de calentamiento, para calmar los ánimos tras el nuevo tropiezo frente al Levante, los futbolistas blancos calentaban mientras se pasaban el balón. La posesión era para el equipo con peto, Benzema vio a Ramos y se la dio, pero apareció por allí como un rayo el canterano Sergio Reguilón que sin ánimo de hacer daño al capitán le golpeó con el hombro en la cara.
Cruce de cables del capitán
La reacción fue inmediata y sus compañeros, que le conocen, se esperaron lo peor. Y así fue. Ramos se tocó la nariz por el golpe e intentó dar un pelotazo al lateral. En su primer intento, fallido, le espetó: "Es que eres tonto" para entonces sí darle un balonazo mientras pasaba por su lado.
Casemiro y Benzema no daban crédito a lo que acababa de hacer el capitán y se acabó el ejercicio y las risas. Modric sacó sus galones y apareció para calmar al 4 blanco que continuaba tocándose la nariz. Un claro intento de apaciguar el ambiente para centrarse en el trabajo.
Sergio Ramos pierde el control tras un choque con Sergio Reguilón durante el entrenamiento / Movistar
Una reacción que ha incendiado las redes sociales. El capitán no ha podido ignorar las imágenes captadas y viralizadas en Twitter y ha usado esa misma red social para disculparse con su compañero y mandar un mensaje de tranquilidad a la afición.
Un gesto que evidencia la tensión máxima que se vive en un vestuario acostumbrado a ganar, pero que no da pie con bola.