Gareth Bale va a su bola. El extremo galés ha vuelto a dar plantón al Real Madrid, cada vez más irritado con él. Es el jugador mejor pagado de la plantilla, lo que invitaba a pensar que asumiría los galones del equipo. Era la gran esperanza del club blanco para hacer olvidar a Cristiano Ronaldo. Su gol de chilena en la final de Champions contra el Liverpool le encumbró a la categoría de héroe para la afición merengue. El nuevo ídolo. El prócer del Real Madrid.
Sin embargo, Bale no está respondiendo a las expectativas creadas. Ni dentro ni fuera del campo. Sobre el terreno de juego sigue siendo un jugador brillante, deslumbrante por momentos, pero cuya fragilidad e individualismo rompen con toda la magia. Apenas conecta con sus compañeros. Y lo peor de todo es que su actitud egoísta se traslada en la esfera personal.
Marcando prioridades
La última jugarreta de Bale al Madrid ha sido querer ir con su selección durante el parón liguero. Algo que ha despertado las iras entre las altas esferas del Bernabéu. A Bale le tira más su selección que el Real Madrid. Pidió el cambio en el derbi aquejado de unas molestias, no jugó en Moscú contra el CSKA y volvió a retirarse antes de tiempo en Vitoria. El galés se ha borrado del equipo cuando este más lo necesitaba. Los médicos, además, no le encuentran lesión alguna. Y para más inri Bale tiene el descaro de querer ir con su selección en lugar de aprovechar para descansar.
Gareth Bale junto a Florentino Pérez el día de su presentación / EFE
Florentino Pérez se debe de estar tirando de los pelos que le quedan. Él fue el gran garante de Gareth Bale tras la magnífica actuación del galés en la pasada final de la Champions. Tras el golazo de chilena en Ucrania, que le valió al Madrid su decimotercera orejuda, un eufórico Florentino Pérez afirmaba en el palco del Olímpico de Kiev que “Bale era mejor que Cristiano” porque marcaba las diferencias en las grandes ocasiones. Todo un halago por parte del máximo dignatario del club que, sin embargo, Bale no parece valorar, habida cuenta de su actitud.
Una mala elección
La apuesta del Real Madrid por Bale se está demostrando nefasta. Una de las claves de la repentina dimisión de Zinedine Zidane fue precisamente Gareth Bale. El entrenador de las tres Champions quería traspasar al galés. A priori había llegado a un acuerdo con Florentino Pérez para ello, pero finalmente el presidente se desdijo. La chilena de Kiev lo cambió todo. Florentino se decantó por Bale, despreciando a Zidane, quien además tuvo que soportar las críticas del galés, molesto por no haber sido un fijo en el once titular.
Su predilección por Bale le salió cara a Florentino. No solo la dimisión de Zidane, ofendido con el club, sino también la imposibilidad de fichar a jugadores como Hazard o Mbappé, de perfil parecido al galés, y abrumados por la potente delantera del Madrid. Si Bale hubiera sido traspasado, tal y como pedía Zidane, el Madrid habría ingresado fácilmente unos 100 millones de euros con los que fichar a alguna de las jóvenes perlas que están descollando por Europa con sus goles, tan escasos últimamente en el Bernabéu. Y quizá Zidane aún seguiría en el banquillo.