La relación entre Florentino Pérez y Cristiano Ronaldo tuvo sus más y menos durante nueve años de idilio futbolístico y de lucha de poder en las oficinas. El diario El Mundo desveló este domingo unas conversaciones filtradas que mantuvo el portugués con su círculo más íntimo cuando supo que Hacienda le acusaba de evasión fiscal y que marcaron su decisión de abandonar Chamartín en verano de 2018.
La estrella del Real Madrid, otra más de una larga lista, se vio salpicada por un nuevo escándalo fuera de los terrenos de juego, esos mismos que el portugués más odia, porque él solo quiere hablar en el verde. El final ya se conoce: 18,8 millones de euros de multa y cuatro delitos fiscales reconocidos con una pena de dos años de cárcel. Con Hacienda reclamándole dinero y acusándolo de evasión fiscal, el portugués convocó el 11 de mayo de 2017 en la finca de Jorge Mendes a sus asesores y amigos más cercanos para abordar la situación.
"¡Yo nunca dije que no se pagaran impuestos!"
Cristiano estaba perdido, sin una explicación coherente que pudiera tranquilizarle ante la que se le venía encima. Su asesor principal, Carlos Osorio, también acudió a la reunión convocada por el portugués.
Se sentó y fue claro: "No tengo estudios. Lo único que he hecho en mi vida es jugar al fútbol, pero no soy tonto y no me fío de nadie. Por eso cuando contrato a un asesor siempre le pago el 30% más de lo que pide, porque no quiero problemas.¡Yo nunca dije que no se pagaran impuestos! ¡Quiero saber qué ha pasado! No entiendo nada, los impuestos los pagan los patrocinadores. ¿Por qué me acusan a mí?", espetó Cristiano visiblemente preocupado.
Ante el silencio de los presentes, preguntó: "¿Quién es el responsable de todo eso? ¡Doctor, yo le dije que no quería riesgos!" refiriéndose a Osorio, hombre de confianza del clan Mendes y responsable de la arquitectura societaria y fiscal de sus futbolistas. La misma persona a quien pagó el doble para evitar situaciones incómodas.
Estrategia fallida
Osorio reconoció su error, pero la apuesta que le propusieron los abogados, más tarde fallida, tranquilizó a Cristiano. "Cris, el responsable soy yo. Tranquilo, todo está bien y vamos a luchar este tema a muerte hasta el final". José María Alonso, decano del Colegio de Abogados de Madrid, y los penalistas recomendados por el Madrid, de la firma Baker & McKenzie también respaldaron la estrategia a seguir para evitar una condena.
Todos apostaron por enfrentar las acusaciones de Hacienda mientras Cristiano no entendía donde se había pillado los dedos. En Inglaterra nunca tuvo problemas. En España había pagado impuestos en origen y su sociedad offshore, Tollin Associates, solo llegaba dinero neto tal y como hacía en la isla británica, pero los asesores no verificaron la legalidad de sus movimientos.
Menosprecio constante
La situación del '7' se tornó insostenible. Alcanzó al vestuario y se convirtió en el pan de cada día. Incluso Zinedine Zidane se vio obligado a intervenir. "Resolved lo de Cristiano como sea, porque no habla de otra cosa en el vestuario, es insoportable" exigió a la cúpula madridista. Pero no hubo respuesta. Florentino Pérez consideró que los problemas fiscales de Cristiano con Hacienda debía resolverlos por sí mismo. Un gesto que no gustó al portugués, que una vez más quiso compararse con Messi.
En el Camp Nou, la entidad catalana renovó el contrato de Leo Messi y casi le duplicó el sueldo. Un gesto que también esperaba del Real Madrid. El portugués estaba seguro de que la entidad blanca le subiría el contrato y alcanzaría un sueldo que le situara en como mejor pagado del mundo y pudiera recuperar el dinero abonado. Tal y como el Barça hizo con Messi.
Cristiano Ronaldo y Leo Messi en una gala del Balón de Oro / EFE
Ante la negativa del club, CR7 tomó nota de la primera traición de Florentino, algo que se sumó a su malestar generalizado por las comparaciones con otras leyendas blancas. "Siempre me ponen por detrás de Di Stéfano. Ya no sé qué más tengo que hacer. Es una falta de respeto que yo, el Balón de Oro, gane menos que Messi y Neymar. No es por dinero. Es por estatus y respeto".
Decidido a cambiar de destino
Con el ambiente caldeado, cuestionado por su inicio de temporada y vapuleado por el presidente, Cristiano dio órdenes directas a Mendes para que sufragara otras posibilidades de mercado. El agente se lo comunicó al club y la oferta final enfadó más al portugués: el aumento que le ofrecieron fue de 21 a 25 millones de euros netos al año y sólo podría alcanzar los 30, la cifra que se había marcado el jugador, mediante variables. Todavía seguía por debajo de Messi.
Ese fue el punto de inflexión, de no retorno, en el que Cristiano supo que no vestiría de blanco una sola temporada más. Rechazó varias ofertas y Florentino le puso precio: 100 millones de euros. Otro desprecio al máximo goleador de la historia de la entidad. El presidente y el vestuario alegaron problemas de cohesión dado su egocentrismo. Una característica evidente del jugador, pero que se vio incrementada por la estrategia que puso en marcha el empresario madrileño.
Una lucha de titanes. El poder del club frente al poder en el terreno de juego. El gol en las semifinales frente a la Juventus y el respeto mostrado por la afición bianconera abrieron los ojos al portugués.
Cristiano Ronaldo marca un gol de chilena frente a la Juventus / EFE
Florentino consiguió alzarse victorioso con una campaña interna en contra de Cristiano y que una vez se confirmó su salida pudo hacerse patente en los medios de comunicación. El jugador no está exento de culpa, defraudó y debe pagar, pero Florentino quiso hacer caja con un delantero de 33 años que le traía demasiados dolores de cabeza. Tampoco quiso poner en jaque tratos de favor para el futuro. Florentino no había ayudado a ningún jugador en el pasado y Cristiano no sería, ni fue, la excepción.
Tomaron caminos separados que podrían cruzarse de nuevo en Europa. El portugués quiere venganza y Florentino echa en falta gol. Habrá que esperar a final de temporada para saber quién ha perdido más. Quizás resulten ser los dos.