Gareth Bale es el presente y futuro del Real Madrid, especialmente tras la marcha de Cristiano Ronaldo, pero su abono a las lesiones ha frustrado una carrera prometedora en Chamartín. Cuando mejor se encontraba el galés, resurgieron los fantasmas del pasado. En el descanso pidió el cambio a Lopetegui por unas molestias musculares en el aductor.
El extremo fue sustituido por Dani Ceballos que completó un partidazo, pero el galés volvió a causar baja. De momento, se desconoce el alcance de la lesión o si fue tan solo por prevención dada la cita del martes frente al CSKA de Moscú. El Madrid acabó empatando en el derbi madrileño y acusó su ausencia. Fue el delantero más activo en la primera parte y el que dispuso las ocasiones más claras. Ocasiones que no volvieron a repetirse en la segunda más que un claro mano a mano de Asensio que detuvo Oblak.
Más cómodo que nunca
Desde la marcha de CR7 a Italia, Bale ha heredado los galones del portugués en ataque. Se ha soltado la melena y ha explotado sus cualidades. Había olvidado lo que era sufrir una lesión. De hecho, estaba a punto de cumplir un año sin padecer ninguna. Una situación que se había plasmado en el terreno de juego.
De siete partidos oficiales, ha marcado cuatro goles y dado tres asistencias. Unas cifras que corroboran su mejora en el juego del equipo y su incidencia en el juego. Lopetegui espera que todo quede en un susto antes de viajar a Rusia, pero no forzara a un jugador que, desafortunadamente, es propenso a lesionarse. Su historial con el Madrid es preocupante y la temporada es larga. Habrá paciencia con el galés.