Una oportunidad de oro perdida. El Real Madrid saltó al verde del Sánchez Pizjuán conocedor del resultado final que se había dado en Butarque donde su eterno rival había tropezado estrepitosamente. Pero ni así. El Sevilla hizo gala de un estadio a rebosar que llevó en volandas a un equipo que sacó los colores a la defensa madrileña, tal y como ocurría minutos antes en la capital entre el Barça y el Leganés.
Dos equipos muy trabajados y con un potencial ofensivo envidiable. Se predecía un partido igualado, un choque de trenes, pero el Madrid también revivió los fantasmas que arrastraba desde inicio de temporada y que se palparon en el Bernabéu frente al Espanyol. El Sevilla dio un recital de fútbol y sentenció el partido en 45 minutos. Tres goles que podrían haber sido más, pero que fueron suficientes para sentenciar tres puntos y afianzar el nuevo estilo del Sevilla de Machín.
Con constantes llegadas a la portería defendida por Courtois, André Silva tan solo necesito 15 minutos de calentamiento y cuatro minutos para confirmar su buen estado de forma. Marcó el primero en el 17' y firmó su doblete en el 21' para enloquecer a un estadio que presenció un baño a un Madrid irreconocible.
Las estrellas desaparecidas
Ni Bale, ni Benzema, ni Asensio fueron peligrosos para Vaclik. Tan solo The Best --ahora Luka Modric-- tuvo en sus botas el gol del honor en el 56', pero el VAR anuló correctamente un tanto que había subido al marcador. El centro del campo estuvo superado y la defensa del Madrid fue un titere a merced de la delantera sevillista, liderada por Jesús Navas y Ben Yedder. Dos pesadillas imparables.
Los jugadores del Sevilla celebran un gol frente al Real Madrid / EFE
Banega dio un recital de fútbol y contó con la inspiración de Mudo Vázquez y Sarabia a su izquierda y derecha. Superaron a un centro del campo que acusó la ausencia de Isco y que no supo retener el balón ni encontrar a sus delanteros.
El Madrid se conectó demasiado tarde
La segunda mitad el Madrid quiso cambiar el rumbo del partido. Salió decidido a voltear el marcador, pero el Sevilla generó más peligro a la contra. Pudieron firmar una manita en dos ocasiones claras que el cansacio acumulado en las piernas de los sevillistas mandó fuera. Tampoco estuvieron finos de cara a portería. Bale falló un mano a mano en el 61 y Mariano tuvo dos disparos que acabaron en la grada.
Decepción en los jugadores del Real Madrid tras el segundo gol de André Silva con el Sevilla / EFE
Un tropiezo que permite al Barça continuar líder de la clasificación, aunque no evita la preocupación evidente de los azulgranas, ni tampoco de los blancos. Ambas defensas hacen aguas. Dos oportunidades perdidas para ser líder en solitario.