Isco Alarcón se convirtió con Zinedine Zidane en el banquillo en una estrella de nivel mundial. Un jugador capaz de mostrar su calidad en cada partido, con desborde, una visión privilegiada para el pase y una notable capacidad goleadora.
En una plantilla de altísimo nivel, el malagueño logró hacerse un hueco no sin dificultades, pasando rachas de suplencia, lesiones y periodos de juego irregular. Sin embargo, al final de cada temporada, el internacional español siempre acababa resultando decisivo.
Esta progresión se reflejó también en la Selección Española. De la mano de Julen Lopetegui, Isco cogió los galones que en los últimos años dejaron, primero, Xavi Hernández, y, más recientemente, Andrés Iniesta. Tanto es así que antes del último Mundial todos coincidieron en señalar al ex del Málaga como el auténtico timón del equipo.
Un arranque dubitativo
Sin embargo, precisamente desde Rusia, parece que algo se ha torcido en el triunfante camino de Isco. A la mala actuación que tuvo España en la Copa del Mundo –con fuertes críticas para todos los jugadores, incluido Isco, dada su influencia en el estilo del combinado nacional- se ha unido un arranque de temporada dubitativo con el Real Madrid.
En estos primeros partidos al andaluz se le ha visto lejos de su mejor nivel. Falto de chispa, fallón en el regate y menos resolutivo que de costumbre en el área rival. Un bajo estado de forma que ha coincidido con el buen momento que está atravesando otro de los grandes talentos del fútbol español, Marco Asensio.
Sin sitio arriba
En los primeros partidos de curso, Lopetegui, ahora a cargo del banquillo blanco, ha optado por situar al balear en el tridente ofensivo del Madrid, junto a Karim Benzema y Gareth Bale. Una posición, al de delantero caído a la banda, que Isco ha desempeñado con gran eficacia en los últimos años. Esta circunstancia obliga al malagueño a buscar su sitio en el once más atrás, en un mediocampo donde la competencia es igualmente feroz, sino peor.
En la medular merengue se desempeñan dos jugadores del nivel de Luka Modric y Toni Kroos, generalmente acompañados de Casemiro, el cortafuegos blanco. Por lo que en el teórico 4-3-4 con el que parece sentirse más cómodo Lopetegui, Isco podría tener que salir en muchos partidos desde el banquillo.
A la terna de jugadores mencionados se une Dani Ceballos, otro centrocampista que ha empezado el año a todo gas, tal y como demostró en el último partido de España frente a Croacia.
Comparación con Asensio
Este cúmulo de factores preocupa, y mucho, a Isco. El talentoso mediocampista siente que, por mucho que demuestre su valía con actuaciones brillantes, a él siempre se le exige un poco más.
En ese sentido, la comparación con Asensio es pertinente. El balear es también un jugador de altísima calidad, aunque más dado a los destellos puntuales que a una influencia continua en el juego, precisamente aquello en lo que más destaca Isco cuando su equipo se hace con la posesión del cuero.
En esta comparación, el mismo Cristiano Ronaldo dijo en su día que Asensio pelearía en los próximos años por el Balón de Oro. Un halago que nunca pronunció refiriéndose a Isco, a pesar del mayor poso en el fútbol mundial con el que ya cuenta el andaluz.