Julen Lopetegui no quiere saber de egos en el vestuario. El técnico vasco tuvo un mal inicio de temporada. Resbaló estrepitosamente en su planteamiento contra el Atlético de Madrid en la final de la Supercopa de Europa, pero parece ser que su tropiezo sirve para aprender, no para cambiar.
Su metodología hasta la fecha, con tan solo dos partidos de Liga disputados, ha sido la misma. Ha apostado por onces iniciales muy distintos a los de la campaña pasada y tiene una premisa clara: juega quien cumpla con sus obligaciones posicionales. Sea quien sea. Hasta la fecha en Chamartín los cambios eran previsibles. Si Zinedine Zidane no pactaba, se conocían los sacrificados del minuto 60, pero parece ser que las cosas han cambiado.
El Madrid sumó frente al Girona su segunda victoria consecutiva (1-4) y remontó un partido que se le puso cuesta arriba. La sorpresa de nuevo: Modric, el cerebro del equipo, en el banquillo junto a Lucas Vázquez, Varane y el recién llegado Courtois.
Sus onces
La suplencia de Modric en la Supercopa de Europa solo se entendía por su presencia en el Mundial hasta mediados de julio. Poco tiempo para descansar y entrada prorrogada a la pretemporada. Dos partidos después, Modric continúa en el banquillo, y aunque parezca imposible, el Madrid toca más y da más pases que con Zidane.
Lopetegui quiere cambiar el estilo de juego del Madrid. Además, la salida de Cristiano beneficia a otros jugadores como Isco o Asensio. Dos 'peloteros' con llegada. De momento, el técnico madridista ha repetido once, excepto por un jugador. Si Ceballos empezó contra el Getafe, Casemiro hizo lo propio contra el Girona. La defensa y el ataque, de momento, tienen nombres propios.
No son intocables
Pese a la irrupción en el once de Isco y Asensio, y el nuevo líder del equipo esta temporada, Gareth Bale, Lopetegui ha dado protagonismo a Nacho. Un comodín 360 grados. Pero nadie está a salvo. El partido en Montilivi se puso cuesta arriba cuando Borja García adelantó a los catalanes en el minuto 15. La banda de Marcelo era un coladero con las irrupciones de Portu y en las que de nuevo el brasileño olvidaba su principal obligación: sus tareas defensivas. Lopetegui lo vio claro. Mover a Nacho al lateral y dar entrada a Varane.
El segundo capitán del Madrid no entendió el cambio. En el minuto 60 vio su dorsal en el luminoso y dudó. El brasileño no está acostumbrado a sentarse en el banquillo. Además, lo dejó claro en zona mixta: "Sí me ha sorprendido porque no lo habíamos hablado, pero respeto la decisión del mister". Lo dijo hasta en dos ocasiones. La decisión no le gustó porque "estaba al 100%", pero el nuevo técnico madridista lo tiene claro. La Liga es la prioridad número así como el bien del equipo.