Es evidente que llegar no es tan difícil y que mantenerse arriba es el reto más importante en cualquier carrera profesional. Lo que, a priori, parecía una oportunidad para Iñaki Peña, ha acabado siendo su final más inesperado en el Barcelona.
El poco trabajo que se ha hecho en formar a porteros, muy fomentado por la negativa de Ter Stegen a tener cualquier tipo de sombra, hizo que Peña se convirtiera en el único recambio exprés cuando el alemán sufrió la lesión. Y, sinceramente, lo hizo bien, pero ha tropezado con Hansi Flick que su extrema profesionalidad le lleva a no tener reparos en hablar alto y claro cuando algo no le convence.
Desde el minuto cero, Flick sabía que Peña actuaría de parche, pero en ningún caso disfrutaría de una oportunidad por la que llevaba tanto tiempo esperando. Su falta de actitud para aguantar la presión en el medio y largo plazo fue la pieza angular de decidirse por un fichaje externo, pero experimentado, como Szczesny.
Sinceramente, aunque la fe absoluta se la ha ganado el míster, es evidente que a Peña le ha faltado algo más de talento, pero también algo más de fortuna. En el último partido contra el Athletic tuvo poco trabajo, pero lo que hizo fue de nota y para enmarcar. No era fácil defender la portería y salió despidiéndose del Barcelona por la puerta grande desde la catedral. Iñaki Peña es un auténtico campeón que solo debe encontrar su sitio en esta vida.
Será extremadamente interesante ver quién se despide de él a través de las redes sociales. Igual que Ansu Fati recibirá el adiós de su fiel amigo Lamine Yamal, será curioso ver qué escribe Ter Stegen de Iñaki Peña. Y sí, el canterano se marcha, pero Ter Stegen también deberá empezar a asumir que las vacas sagradas han pasado de moda, él es la única que queda de la era Messi y no es imprescindible, con su estado actual, para aspirar a una Champions. Buena suerte.