Cuando de pequeño me cabreaba, mi madre respondía: pues tienes dos problemas, enfadarte y desenfadarte. Eso vino a decirle ayer Flick a los rebeldes de su plantilla: Ansu Fati, Héctor Fort y, en menor medida, Ferran Torres. El alemán aplicó otra máxima muy de mi madre: quien no llora no mama. Jugaron los tres de inicio en un vendaval del Barça que solo frenó el portero suplente del Mallorca, Leo Román.
Mi madre también usa bastante una frase: poco a poco, y buena letra. Así que vamos por partes.
Ansu Fati tuvo una hora para demostrar que tiene sitio en el equipo. Tarea difícil para un jugador que lleva mucho tiempo frustrado. Su cabreo por no tener minutos es la punta del iceberg de un día a día muy amargo para él. Fati se ha pasado meses sin contar para Hansi Flick, ni siquiera en los entrenamientos. Cuando todos sus compañeros están sanos, es habitual verle en la banda del partidillo, en solitario, jugueteando con un balón o sentado en él.
La frustración de Ansu Fati ha pasado por diferentes fases, desde el cabreo y la ira hasta la rendición, pasando por la rebelión. A menudo se quedaba después de los entrenamientos para seguir entrenándose, en solitario, ejercicios de finalización. Más de una vez le ha acompañado Lewandowski, ayudándole cuando el staff técnico ya no le veía. Nada de eso fue suficiente para convencer a Flick, que en el mes de enero le recomendó aceptar alguna oferta.
Desde la comisión deportiva rezaban para que aceptara una oferta de Arabia, donde podrían asumir su salario. Consideraban que el futbol ligero, liviano del país de los petrodólares, le favorecería en su proceso de recuperar la confianza. Pero Ansu Fati se cerró en banda. ¿El motivo? Otra frase muy de madre: porque me da la real gana.
También entró ayer en el once inicial Héctor Fort, que torció el gesto tras el partido contra el Celta por no disfrutar de ningún minuto. El lateral de la Masía ha tenido la mala pata esta temporada de ser el sustituto de Koundé, el futbolista que más juega de Europa. Ayer demostró que puede desempeñarse bien incluso a pierna cambiada y que tiene sitio en la plantilla del Barcelona. Su frase de madre sería: ¿qué he hecho yo para merecer esto?
El rendimiento de Ferran Torres esta temporada sí que está fuera de toda duda. Se ha ganado ser titular en la final de Copa del Rey y la ausencia de Lewandowski puede dispararle a nivel goleador. Así que la máxima que debe aplicarse el tiburón es la del come y calla.
Flick amenazó en la rueda de prensa con la zapatilla, pero les doró la píldora con la alineación. Sin embargo, el partido lo manejaron los titulares. Se impuso la maestría de Pedri, la magia de Lamine Yamal y la chispa de Dani Olmo. Así que cuando seas padre, comerás huevos. Y que no te lo tenga que repetir.