El gol norte de Montjuïc durante el Barça-Celta

El gol norte de Montjuïc durante el Barça-Celta Gerard Boada CULEMANÍA

Primer equipo

La doble cara de Montjuïc sin la Grada: euforia condicionada a los goles del Barça

El Estadi Olímpic Lluís Companys no se animó hasta que el equipo de Hansi Flick se acercó en el marcador, con el 2-3, al Celta de Vigo

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No hay vida en las gradas de Montjuïc más allá del "Barça, Barça, Barça" acompañado de aplausos. Sin la Grada d'Animació, el protagonismo se lo llevan los turistas y los aficionados de toda la vida que, sin alguien que dirija la orquesta, siguen a algún hincha que le da por iniciar un cántico para levantar a un estadio apagado, que sufre la disneyzación del fútbol, como tituló en su libro Xavier Ginesta.

En el Estadi Olímpic Lluís Companys, durante el Barça-Celta, se dio la curiosa casuística de que el campo acogió una gran entrada, teniendo en cuenta la hora, el rival y la Semana Santa, de 48.569 personas, pero una animación casi nula hasta que no entraron al campo Lamine Yamal y Dani Olmo.

Un equipo apagado

Fueron los dos cracks catalanes los que encendieron a un estadio que, por momentos, se mantuvo en silencio total. Con un Celta que estaba anulando al Barça en ataque, la alegría no llegó a las gradas hasta que no entraron los dos futbolistas más habilidosos en espacios reducidos del equipo.

No fueron los aficionados los que impulsaron al Barça cuando más lo necesitaba, sino los futbolistas. Con la Grada d'Animació, hubiera pasado todo lo contrario. La primera parte del elenco culé fue triste. El equipo no encontraba energía por ningún lado en una jornada del tramo final de Liga.

'Disneyland' Montjuïc

Al final, Montjuïc fue capaz de levantar de la lona, aunque no al completo, al Barça. Con el 2-3 sí fue la afición la que despertó a los azulgranas de su parálisis. Del segundo tanto al tercero, el del empate, solo transcurrieron cuatro minutos. Entonces, la animación se apagó de nuevo. No hubo cánticos, pero sí protestas.

Los turistas, con mucho protagonismo en las gradas, y más en Semana Santa, no siguen los canturreos de la hinchada, pero son capaces de quejarse al árbitro. Forma parte de la disneyzación del fútbol, inspirada en el deporte norteamericano. Hay olas, ovaciones y kiss cams.

Locura final

Eso sí, los silbidos son universales. Cada vez que el Celta perdía tiempo, la grada lo castigaba. Hacia este tipo de animación, y más sin la presencia de la Grada d'Animació, va el Barça. No fue hasta el atisbo de remontada que la gente reaccionó. Cuando lo hizo, fue a lo grande.

La grada de Montjuïc, llena para el Barça-Celta

La grada de Montjuïc, llena para el Barça-Celta FCB

El virtuosismo de Dani Olmo encendió a la culerada. También la técnica de Lamine Yamal y el atrevimiento de un Raphinha que recuperó la precisión y la puntería. Los jugadores y el culé de toda la vida levantaron de la lona al Barça, no el turista que va a Montjuïc como quien visita la Sagrada Familia o Las Ramblas.

En Champions se nota

La afición del Celta, en clara inferioridad, no se notó tanto como las del Borussia Dortmund o las del Benfica en Champions. La UEFA obliga a reservar un porcentaje de entradas que aumenta la presencia visitante. En este tipo de partidos, se ve que una animación coordinada es necesaria.

Bengalas de los aficionados del Benfica en Montjuïc

Bengalas de los aficionados del Benfica en Montjuïc EFE

Porque el equipo, como en esta ocasión en Liga, puede encontrarse en problemas y no tener una respuesta por parte del estadio. El famoso tribunero es cada vez menos habitual. Joan Laporta, presidente, sabe que una Grada d'Animació es necesaria.

La celebración con la Grada

En este tramo final, cuando al Barça parece que se le acaban las energías, no sabe de dónde sacarlas. Antes, los 600 seguidores de la Penya Almogàvers, Front 532, Nostra Ensenya y Supporters Barça eran el apoyo constante del equipo. También los principales artífices del famoso "Barça sí, Laporta no".

Los 21.000 euros que el club abonó por multas la pasada temporada los condenaron. Ahora el presidente ya se reúne con abonados para montar una nueva Grada en el futuro Camp Nou. En el fondo, Laporta sabe que sin una animación coordinada, si no hay goles, el estadio de Les Corts solo apreta de forma ocasional.