Flick grita contra el Betis

Flick grita contra el Betis EFE

Primer equipo

Ni Flick ni Ter Stegen pueden con él: “Eres un maleducado”

El delantero brasileño Raphinha se encaró con Gil Manzano, el árbitro del Barça-Betis, al final del partido

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Raphinha acabó el Barça-Betis muy enfadado. Irritado. El delantero brasileño se encaró con Gil Manzano por su actuación arbitral, al entender que había perjudicado a su equipo en algunos lances. Terminado el partido, Raphinha llamó "maleducado" al colegiado. A su lado, también disgustados, estaban Araujo y Gavi.

Flick intentó frenar a Raphinha. También, Ter Stegen. Hubo momentos de mucha tensión por el gran malestar del futbolista brasileño. "Raphinha se ha enfadado conmigo", dijo el técnico alemán en rueda de prensa, para desdramatizar el incidente.

Futbolista de sangre caliente

Raphinha, hombre de sangre caliente, no ha podido reprimir sus protestas una vez ha sonado el pitido final. Descontento con las explicaciones de Gil Manzano a pie de campo, ha chutado el balón al aire furioso. Otros jugadores como Robert Lewandowski lo han alejado de la escena. De camino al túnel de vestuarios, Ter Stegen, primer capitán, vestido con ropa de calle, ha evitado que el delantero brasileño se encarase con el linier, pero le ha costado el desprecio de su compañero.

Hansi Flick y Raphinha discuten

Hansi Flick y Raphinha discuten REDES

Frenado por Ter Stegen

Cuando Raphinha se disponía a recriminar al árbitro asistente alguna acción del encuentro, el guardameta alemán ha intentado llevarse al delantero con sosiego hacia los vestuarios. Con esto, el crack de la canarinha ha empujado al primer capitán y le ha apartado el brazo, en pleno enfado con el linier, que le señalaba la boca del túnel de vestuarios.

Raphinha, molesto con Gil Manzano

Raphinha, molesto con Gil Manzano Redes

El momento de tensión se ha saldado sin incidencias en el acta del encuentro. Aun así, Raphinha ha pagado su enfado de malas formas con un peso pesado del vestuario, que solo pretendía calmarlo. Las altas pulsaciones a pie de campo le han jugado una mala pasada al atacante de Porto Alegre, temperamental cuando menos.