Europa es una pesadilla para el Barça. Ya sea con Ronald Koeman, con Xavi Hernández o con Hansi Flick, se atasca el equipo azulgrana en la Champions. En Mónaco, un error descomunal de Ter Stegen castigó al Barcelona, en inferioridad numérica durante 80 minutos por la expulsión de Éric García. En Stade Louis II no bastó una genialidad de Lamine Yamal. El disparate de su portero hizo mucho daño y frenó la euforia barcelonista, tras un inicio de Liga ilusionate.
Hansi Flick solo tocó una pieza. Dani Olmo, lesionado en Girona, fue sustituido por Éric García. Pero no fue un cambio cualquiera. Delataba que el técnico del Barça se decantaba por un equipo más sobrio y previsible, más equilibrado, con menos chispa en el debut europeo. Conocedor del pasado y del potencial físico del Mónaco, Flick optó por un Barça más pragmático.
La expulsión de Éric
El Mónaco le pintó la cara al Barça en el Gamper (0-3), pero el partido del Stade Louise II fue otra historia. Otra historia entre dos equipos con muchas similitudes que hacen de la presión alta su principal arma para desarbolar al rival. Y la presión monegasca puso contra las cuerdas al Barça a los 10 minutos, tras un error de Ter Stegen que acabó con la expulsión de Éric García, que derribó a Minamino.
Flick, muy pronto, vio que su plan se desmoronaba. El fallo de Ter Stegen tuvo un efecto devastador para un Barça que poco después tuvo que remar todavía más a contracorriente tras el gol de Akliouche, brillante en la conducción y en la ejecución ante la pasiva defensa barcelonista.
Lamine se inventa el empate
El panorama era preocupante. El Barça, con un jugador menos, debía arriesgar ante un Mónaco que controló la sala de máquinas y tuvo más criterio. Su fútbol todavía era más directo y vertical que el del grupo azulgrana, pero Adolf Hütter no cuenta con un futbolista con la clase y la magia de Lamine Yamal. En pleno colapsó barcelonista, el delantero del Barça recogió un largo desplazamiento de Casadó para fabricarse un gol inesperado.
El gol de Lamine alivió al Barça y Flick, inmediatamente, pidió a sus futbolistas que juntaran más las líneas. El Mónaco acusó el golpe y topó con un rival que retrocedió muchos metros peró cerró mucho mejor las líneas de pase.
Las contras del Barça
El segundo acto comenzó con un cambio en el Mónaco que delataba el perfil ofensivo del equipo: Golovin entró por Camara. El Barça se protegía bien y, por un día, se encomendó al contraataque, a Lamine y a Raphinha, para castigar al equipo de Hutter, más solvente en ataque que en defensa.
El Barça se animó cuando parecía que encogía el Mónaco. Flick no firmaba el empate y sus futbolistas avanzaron, de nuevo la presión, pero un despiste de Iñigo Martínez habilitó a Ilenikhena para que fusilara a Ter Stegen, protagonista negativo de un Barcelona que perdió el primer partido del curso. Y tenía que ser en la Champions.