El Barça de Hansi Flick es una máquina de correr y marcar goles. Nada que ver con el de Xavi Hernández. En el mismo escenario en el que el técnico de Terrassa firmó su defunción, el preparador alemán dibujó otra obra maestra de un equipo en construcción y voraz. No se pierde en debates estériles el Barça, intenso en la presión, resolutivo con el balón y con Lamine Yamal como gran estrella. Y con Dani Olmo como mejor socio del nuevo líder de un Barcelona hambriento, con ganas de venganza en Girona que ha logrado el pleno al 15 en la Liga.
Flick no quiso mover ficha. Premió al mismo equipo que dos semanas antes goleó al Valladolid (7-0) en la mejor actuación del Barça de los últimos tiempos. Marc Casadó fue titular en detrimento de Éric García y dio carrete a Dani Olmo, totalmente recuperado de sus problemas físicos. En el bando rival, Míchel se obsesionó con asfixiar la construcción barcelonista y, de entrada, alineó a Gazzaniga, Francés, David López, Blind, Miguel, Solís, Iván Martín, Tsygankov, Bryan Gil, Abel Ruiz y Danjuma.
Presión muy alta del Barça
Girona y Barça arrancaron a toda pastilla, tan preocupados por tener la pelota como por recuperarla lo antes posible en caso de pérdida. Flick sorprendió a Míchel de entrada con una presión muy alta, incomodando a su rival. Fue la mejor puesta en escena en el curso actual, y Lamine pudo marcar pronto en un remate detenido por Gazzaniga.
Necesitó un cuarto de hora el Girona para replicar al Barça, dominador en el campo pero sin chispa en los últimos metros. En el bando rojiblanco, Míchel optaba por un fútbol muy directo, con pocos toques y largos desplazamientos. Parecía el mejor antídoto para frenar las embestidas barcelonistas, pero un error de David López fue penalizado por Lamine Yamal para batir a Gazzaniga.
La recompensa del gol
La presión de los extremos del Barça a los centrales del Girona tuvo recompensa y el partido entró en una nueva dimensión. En el escenario preferido de Balde, una auténtica flecha, y Lamine Yamal, letal y goleador por partida doble en la primera parte de un Barça dominador del balón en un duelo que se jugaba, mayoritariamente, en campo rival.
Al Girona nada le salía bien. No encontraba su sitio en el campo y Michel lamentó que el VAR invalidara un penalti señalado por Muñiz Ruiz tras manos de Iñigo Martínez. Sin más noticias se llegó al descanso en Montilivi, silenciado totalmente en el inicio del segundo tiempo con el gol de Dani Olmo, el tercero de un Barça exultante que esta temporada sueña a lo grande.
Partido resuelto
Quedaba una eternidad y el partido estaba resuelto. El Girona ya no creía en milagros ni en el efecto Portu ante un Barça muy enchufado. Ni tan siquiera el recuerdo de la pasada temporada consolaba a la afición rojiblanca, que temblaba cada vez que Lamine cogía el balón y encaraba la portería de Gazzaniga. También se temía una goleada de escándalo ante un rival que no levantaba el pie del acelerador.
Resuelto el partido, Flick sentó a Dani Olmo y Cubarsí para dar entrada a Éric García --muy aplaudido en su regreso a Montilivi-- y Héctor Fort. El Barça cambió dos piezas pero no su mentalidad y Pedri, poco después, marcó el cuatro gol barcelonista. Después, un gol de Stuani salvó honor local, pero más lamentó el Barça la expulsión de Ferran en Montilivi, un campo en el que siempre pasan cosas en los duelos entre los rojiblancos y barcelonistas.