El FC Barcelona está en crisis. En una crisis extraña. Inesperada. Dos meses después de que Xavi Hernández proclamara que el equipo había alcanzado el máximo nivel desde noviembre de 2021, el Barça está en una dinámica muy negativa, colapsado, sin experimentar síntomas de mejoría. Nadie acierta con el pronóstico para curar sus males y el técnico asume que debe convivir con la máxima presión y con un ruido muy molesto. Si el Barça no mejora, su futuro peligra. Y los próximos tres partidos, ante Oporto, Atlético y Girona, son vitales.
Joan Laporta, presidente del Barça, mantiene la calma. Está preocupado, pero públicamente reitera que confía plenamente en Xavi. Paralelamente, se desplaza hasta Palamós para ver al filial y fotografiarse con su entrenador, Rafa Márquez. El mexicano, exfutbolista como Xavi y Deco, su actual director de fútbol, cotiza al alza como posible relevo del técnico de Terrassa.
Relación poco fluida
Deco es una persona con mucho carácter. El ejecutivo brasileño tiene buena sintonía con Xavi Hernández, pero también con Márquez. El problema es que entre los entrenadores del Barça y del Barça B la relación no es tan fluida. Y hay diferencias importantes.
Partidario de poner las notas a final de curso, Deco confía en que el Barça reaccione inmediatamente. No cuestiona a Xavi, pero sabe que trabaja en un club de máxima exigencia. Márquez, por su parte, se deja querer.
El nuevo Guardiola
Márquez sueña con ser el nuevo Guardiola. Entre ambos hay ciertas similitudes. Ambos jugaron de mediocentro, igual que Xavi. Y ambos han entrenado al Barça B. La diferencia es que el actual entrenador del Manchester City dio el salto al primer equipo y el mexicano todavía espera su oportunidad.
Xavi, por ejemplo, recomendó el fichaje de Antonio Hidalgo, exentrenador del Sabadell, cuando Laporta prescindió de Xavier García Pimienta como técnico del Barça B. Ambos coincidieron en las categorías inferiores del Barça, comparten muchas ideas futbolísticas y son amigos.
Discrepancias entre entrenadores
El actual entrenador del Barça quería trabajar con un técnico de su confianza para consensuar la progresión de muchos futbolistas del filial y de las categorías inferiores. Con Márquez, en cambio, discrepa en algunos asuntos.
Xavi, por ejemplo, siempre habla maravillas de Aleix Garrido, pero de Ripoll no suele ser titular con Márquez. El caso contrario podría ser el de Marc Casadó, un futbolista imprescindible para el técnico mexicano que no convence demasiado al entrenador del primer equipo.
El partido con el Oporto
Los próximos partidos son de alto riesgo para el Barça. Xavi está en manos de los futbolistas. Si el equipo no espabila, sabe que las críticas se multiplicarán y le tocará afrontar una situación muy complicada. Una victoria contra el Oporto calmaría algunas tensiones, pero en la Liga cada vez hay menos margen de error.
A cuatro puntos del Real Madrid, el Barça es víctima de sus errores. El equipo ha encajado ya 14 goles, síntoma evidente de la fragilidad defensiva de un Barcelona que hace un año asfixiaba a sus rivales con una presión alta y que ahora concede mucho más.
Atlético, Girona y Valencia
Hoy, el Barça es cuarto en la Liga, con 31 puntos de 42 posibles. El Atlético suma los mismos puntos, pero ha disputado una jornada menos y amenaza con agravar la pesadilla azulgrana. El domingo, barcelonistas y rojiblancos se enfrentarán en Montjuïc. Una semana después, el cuadro azulgrana recibirá al Girona y después jugará contra el Valencia, en Mestalla.
La Liga se complica día tras día y el Barça puede quedar muy descolgado si mantiene su actual perfil bajo. Si falla en los próximas partidos, la temporada se le puede hacer muy larga al técnico, a Deco y a Laporta, partidario de no tomar decisiones drásticas hasta final de temporada. Márquez, mientras, tiene claro que su mejor manera de reivindicarse para por ascender al filial a Segunda División, equipo con el que triunfaron Guardiola y Luis Enrique.