Ilkay Gundogan (32 años) es una bendición para el Barça. Por su calidad y, sobre todo, por su experiencia. Por su buena lectura de los partidos. En un equipo con muchos jóvenes descarados, el centrocampista alemán aporta criterio y jerarquía, para satisfacción de Xavi Hernández.
Xavi priorizó la llegada de un interior en el pasado mercado de verano. Quería un futbolista fiable que conectara con Robert Lewandowski y encontrara espacios donde no los hay para la mayoría de los futbolistas. Su prioridad era Bernardo Silva, pero el centrocampista portugués del Manchester City era muy caro. Y, ya se sabe, el Barça no está para grandes gastos.
Laporta y Mateu Alemany, entonces director de fútbol, activaron el plan B. Un buen plan. Gundogan encajaba perfectamente en la idea de Xavi. Tenía ya 32 años, pero acababa contrato con el Manchester City, que racaneó con su oferta.
La asistencia a Pedri
Gundogan, quien nunca ocultó sus simpatías por el Barça cuando era joven, es un futbolista más importante que espectacular. Puede jugar como mediocentro o como interior y es capaz de dar una asistencia mágica a Pedri para derribar la muralla del Cádiz o puede asumir el mando del equipo en momentos delicados.
En un Barça todavía en construcción, Gundogan es el encargado de poner orden y calmar la ansiedad de sus compañeros. En Oporto tuvo que multiplicarse para taponar muchas grietas. Dirigió a sus compañeros y es el encargado, muchas veces, de discutir con los árbitros.
Las cifras de Gundogan
De momento, Gundogan ya ha disputado 10 partidos con el Barça en los que ha repartido cuatro asistencias. El gol es su asignatura pendiente, pero Xavi está encantado con su rendimiento. Es, posiblemente, el futbolista que mejor entiende lo que pide su entrenador. Y en el Barça, eso no es poco.