El Barça ha vuelto en Europa. El equipo de Xavi Hernández ganó en Oporto tras aprovechar Ferran Torres un error de Romario y resistir las embestidas blanquiazules. Sufrió de lo lindo el grupo azulgrana, aliado por un día con la suerte que tantas veces le fue esquiva en la Champions. Venció pero no convenció el Barça, que acabó con un jugador menos, por la expulsión de Gavi, con Lewandowski lesionado y con Lamine Yamal desaparecido del campo. Literalmente
Xavi agitó otra vez al Barça. Preocupado por las muchas concesiones defensivas del equipo en los últimos partidos, el técnico rescató a Araujo y prescindió de Christensen. Sacrificó una buena salida del balón por una mayor contundencia, mientras que en ataque mantuvo a Lamine Yamal, posiblemente el futbolista más imprevisible y un incordio constante para los rivales.
Los errores iniciales
El Oporto no tuvo problemas en darle la pelota al Barça, pero activó una presión muy alta para incomodar y asfixiar a los barcelonistas. Quería castigar el equipo blanquiazul cada pérdida del rival, ya fuera de Koundé o de un Oriol Romeu muy dubitativo, poco pulcro.
El Barça no encontraba espacios. Su fútbol era plano, sin nadie que rompiera el buen orden blanquiazul. Solo alguna acción aislada de Yamal incomodaba a un Oporto muy bien posicionado en el campo. En la otra banda, Joao Félix luchaba contra un ambiente muy hostil, pero probó fortuna con un remate desde la frontal del área que despejó Diogo Costa.
El gol de Ferran Torres
Xavi no conseguía que el equipo conectara con Lewandowski, sustituido a la media hora por una lesión en el tobillo --fuerte contusión--. El polaco fue sustituido por Ferran Torres, que adelantó al Barça en el tiempo de prolongación del primer tiempo. Un error infantil de Romario fue aprovechado por Gundogan, quien asistió al delantero valenciano, resolutivo en el mano a mano con Diogo Costa.
En Oporto, una ciudad con muchas cuestas, el partido se le puso cuesta abajo al Barça, necesitado como estaba de darse una alegría en Europa. En el segundo acto, el equipo de Xavi fue más pragmático y resultadista, y se encomendó a una carrera milagrosa de Koundé para evitar que Pepe batiera a Ter Stegen, decisivo en otros lances del duelo.
Entran Sergi Roberto y Fermín
El Barça perdió el control del partido y Xavi movió ficha mediada la segunda parte con las incorporaciones de Sergi Roberto y Fermín por Oriol Romeu y Joao Félix. Un doble cambió que también afectó a Gundogan, que pasó de interior a mediocentro.
Xavi, desgañitándose en la banda, clamó a sus futbolistas que no perdieran balones en zonas de riesgo. Quería que el Barça se defendiera con la pelota ante un Oporto con más actitud que ideas. No quería despistes ni errores absurdos, pero Cancelo jugó con fuego y el VAR le salvó de un penalti infantil en un tramo final no apto para cardíacos. El cuadro azulgrana perdió el norte y vivió al límite. Ganó con mucho sufrimiento. Demasiado.