Campeón de Liga. A lo grande. Con una exhibición en el RCDE Stadium (2-4), el Barça se proclamó campeón tras fulminar a un Espanyol deprimido, hundido. Dos goles de Lewandowski y uno de Balde en la primera parte anticiparon la fiesta azulgrana y el funeral blanquiazul. El segundo acto fue un suplicio para el Espanyol ante un Barça que se gustó y celebró la Liga con su mejor versión futbolística para tranquilidad de Xavi y Laporta, necesitado de alegrías después de dos años con muchas convulsiones y movidas como presidente de un club muy tocado económicamente.
Las claves del éxito
El Barça ha sido, con diferencia, el mejor en la Liga. Xavi ha sabido aislar el vestuario de las convulsiones del club. Con un Ter Stegen inmenso y un trabajo defensivo brutal, el equipo azulgrana ha combinado su contundencia defensiva con los destellos de clase de Frenkie de Jong, Gavi, Pedri y Lewandowski, suficientes para ganar con mucha suficiencia el campeonato. Pero la Liga de 2023 será siempre recordada por ser la primera de Xavi como entrenador y la última de Sergio Busquets, el metrónomo que ha guiado al grupo barcelonista en los buenos y malos tiempos.
El RCDE Stadium fue una olla a presión que se enfrió muy pronto. El Espanyol se jugaba mucho, pero el Barça salió autoritario, dominador. Pedri pudo marcar muy pronto, a los cinco minutos, pero cruzó mucho su remate.
Hundimiento blanquiazul
El Barça dominaba ante un Espanyol con pocas ideas y poco después Lewandowski culminó una internada de Balde por la banda izquierda para batir a Pacheco.
El gol dejó tocado al Espanyol, necesitado por su delicada situación en la tabla, y animó a un Barça con ganas de liquidar la Liga. Balde, muy activo, aprovechó un centro de Pedri por la derecha a los 20 minutos para marcar el segundo gol barcelonista.
El segundo gol de Lewandowski
Ofuscado, el Espanyol no sabía qué hacer. Si presionar arriba o recular. No tenía criterio el equipo de Luis García, incapaz de quitarle la pelota al Barça, que logró el tercer tanto a cinco minutos del descanso tras una escapada de Raphinha que rubricó, de nuevo, Lewandowski.
Del Espanyol apenas había noticias. Si acaso, en el último suspiro del primer tiempo, en un remate de Braithwaite que desbarató Ter Stegen, inmenso como en toda la Liga.
Dos cambios
En el descanso, Luis García agitó su equipo, dando entrada a Calero y Puado por Sergi Gómez y Suárez. Necesitaba un tratamiento de choque el Espanyol, que arrancó con mucha intensidad, desbocado, sin nada ya que perder. Y por unos instantes se ilusionó la hinchada perica, pero el sueño se diluyó muy pronto, con el cuarto gol de Koundé.
Xavi también movió el banquillo, pero no lo hizo por necesidad, sino para premiar a Dembelé y Jordi Alba. El Barça, cuando toavía quedaba un mundo, ya se sabía campeón y apenas se inmutó con los goles de Puado y Joselu, insuficientes para un Espanyol que a cuatro jornadas del final está a cuatro puntos de la salvación. Su agonía contrastaba con la euforia barcelonista, campeón de Liga con todos los honores.