Es el futbolista más imprevisible del Barça. Capaz de hacer fácil lo difícil y de fallar lo más fácil. Ousmane Dembelé, después de tres meses de baja, ha vuelto con la misma chispa de siempre, con sus regates imposibles y su capacidad para agitar cualquier partido. El último, el martes contra Osasuna.
Ante Osasuna, Dembelé fue una bendición para Xavi. El Barça estaba dormido, grogui. Apenas generaba peligro ante Aitor Fernández y la entrada del delantero francés animó al líder de la Liga.
Entra por Raphinha
Dembelé sustituyó a Raphinha en el minuto 52 y no se cortó un pelo cuando recibió el balón. Arriesgó siempre en el uno contra uno y buscó a Lewandowski con insistencia.
El Barça, con Dembelé en el campo, reaccionó. Tuvo más chispa y desborde. Osasuna dejó de vivir plácidamente en defensa, porque el extremo francés es un futbolista que se salta todas las reglas.
La renovación
Dembelé aceleró al Barça, que marcó el gol de la victoria a cinco minutos del final. Luego perdió el Real Madrid y al equipo de Xavi solo le faltan dos puntos para proclamarse campeón de Liga.
El Barça ya prepara las celebraciones por el título de Liga antes de un verano que será movido, con muchas altas y bajas. El club, paralelamente, espera renovar otra vez el contrato de Dembelé, que caduca en 2024.