Jordi Alba rescató al Barça. A cinco minutos del final, una volea del lateral de L'Hospitalet premió la perseverancia barcelonista ante Osasuna y marcó un gol providencial. Un gol que vale media Liga y que fue muy celebrado en un Camp Nou con ganas de fiesta. Después de tres años horribles, el Barça ya acaricia un título que alivia los males de un club demasiado convulsionado y castigado por su mala gestión económica. Arrinconado a principio de temporada y suplente habitual, el orgullo de Alba anticipó el festival azulgrana.
Xavi no engaña a nadie. Es transparente. Y tiene prisa por ganar la Liga, tal vez porque conoce mejor que nadie que el Barça es un club ciclotímico por definición. Ante Osasuna, más pendiente de la final de la Copa que de la cita del Camp Nou, el técnico de Terrassa fue con todo. Con sus mejores futbolistas. Sin reservar a nadie.
El error de Pedri
Superada la habitual crisis posterior a la Semana Santa, Xavi alineó a cuatro centrocampistas, una fórmula con la que el Barça, menos exqusito que en sus grandes épocas, se siente más cómodo.
Al Barça, sin embargo, le costó mucho agitar el partido ante un Osasuna muy ordenado y con las líneas muy juntas. No encontraba espacios el equipo de Xavi, que tardó 25 minutos en trenzar su primera jugada de mérito. Fue en una internada de Balde por la izquieda que no supo rematar Pedri. O que remató defectuosamente cuando lo tenía todo a su favor para marcar.
La expulsión de Herrando
Un minuto después, llegó una buena noticia para el Barça cuando Pedri fue arrollado por Herrando, que se precipitó en su acción, y fue expulsado. En los minutos de más inspiración barcelonista, Osasuna sufrió bastante, pero no tuvo continuidad en su juego el grupo azulgrana. Y sus problemas se agravaron con las molestias musculares de Gavi, que fue sustituido por Ansu Fati en el minuto 35.
El Barça jugaba a rachas. Su juego era muy discontinuo ante un Osasuna agazapado en su campo. Un córner botado por Raphinha que cabeceó Araujo fue la otra ocasión que tuvo el líder para adelantarse en el marcador.
Segunda parte
El Barça encaró la segunda parte con más determinación, pero Ansu Fati no supo resolver un mano a mano con el portero osasunista. La fiesta no se animó hasta que entró Dembelé, el único futbolista que rompe todos los guiones, capaz de lo mejor y lo peor. Imprevisible en su máxima expresión.
Apretaba el Barça y sufría Osasuna, salvado otra vez por un errático remate de Frenkie de Jong tras otra acción de mérito de Pedri. Y por otro mordido de Dembelé, también libre de marca. En el último cuarto de hora, el acoso y derribo barcelonista fue total y el gol llegó a cinco minutos del final, con una volea providencial de Alba muy celebrado en el Camp Nou. Fue un gol que nunca olvidará el defensa internacional. Un gol que hizo feliz a los barcelonistas y frustró a un Oasuna que jugó una hora con un futbolista menos.