El Barça, por fin, tuvo una noche plácida. Tan bien recibidos fueron sus goles ante el Betis como el agua que cayó en Barcelona. Tras la derrota contra el Rayo, necesitaba el líder una actuación convincente y ni tan siquiera tuvo que emplearse a fondo para derrotar al grupo de Pellegrini. El regreso de Christensen y la rigurosa y absurda expulsión de Edgar fueron argumentos suficientes para flirtear un poco más con la Liga.
Xavi rescató a Christensen contra el Betis y, otra vez, apostó por un once titular con cuatro centrocampistas. El técnico juntó a sus futbolistas más pulcros para tener más control, decepcionado por los últimos precedentes con Ansu Fati y Ferran Torres.
El gol de Christensen
El Barça, presionado por la victoria del Real Madrid contra el Almería, comenzó como una moto y, antes del cuarto de hora, Christensen cabeceó al fondo de la portería de Rui Silva.
El gol tuvo un efecto terapéutico para el Barça, que se encontró cómodo con la pelota, y los problemas del Betis se multiplicaron con la expulsión de Edgar tras una dura entrada a Pedri. En el minuto13 sustituyó a Luiz Felipe y 20 después dejó a su equipo con inferioridad numérica.
Dos goles rápidos
El Barça leyó perfectamente la confusión bética y en la siguiente acción liquidó el partido tras una internada de Koundé por la banda derecha que fue rematada a gol por Lewandowski. Por fin, el polaco se dio una alegría.
La frustración del Betis contrastaba con la tranquilidad de un Barça que necesitaba una actuación convincente para espantar fantasmas. Y la felicidad azulgrana todavía encontró el premio del tercer gol de Raphinha, un gol con mucho suspense que se decidió desde el VAR.
El Barça había resuelto la faena con mucha facilidad y Xavi dio entrada a Ansu Fati y Marcos Alonso por Frenkie de Jong y Christensen en la segunda parte. Por un día, la afición azulgrana no sufrió por un marcador apretado ni por las desconexiones de su equipo.
Joaquín y Dembelé
La noche, tan lluviosa como tranquila, tuvo sus momentos emotivos. El primero, con la incorporación al campo de Joaquín, quien disputó su último partido oficial en el Camp Nou. El segundo, con la entrada de Dembelé, superados ya sus problemas musculares. El tercero, tras el autogol de Guido, fue el debut de Lamine Yamal, con solo 15 años, un récord muy celebrado en el Camp Nou.