El FC Barcelona firmó una noche para el olvido en el clásico copero. Pocas veces se ha visto al elenco culé ser tan escasamente competitivo, en especial con diferentes acciones que penalizaron en la derrota contra el Real Madrid (0-4). Esos errores tan groseros no fueron del agrado de Xavi Hernández, que no dudó en sustituir hasta a tres futbolistas que se despidieron del campo con la etiqueta de castigados por su nefasto rendimiento en el clásico.
Los tres castigados
Un castigado por línea del campo. El primero es Marcos Alonso. El polivalente jugador fue elegido por el entrenador egarense para ocupar el puesto de central en el perfil izquierdo en ausencia de Christensen, lesionado, pero su partido fue absolutamente gris. Poca contundencia en defensa y un error grosero en el primer gol del Real Madrid al no cortar la peligrosa transición que estaba orquestando el rival. En el segundo tiempo salió sustituido por Éric García.
El caso de Franck Kessié es un poco diferente. El marfileño disputó un sobresaliente primer tiempo, sobre todo por su capacidad para moverse entre líneas y la manera de proteger el esférico ante la presión del rival. Estaba firmando uno de sus mejores partidos con la camiseta del Barça. Sin embargo, el pisotón sobre Vinicius dentro del área en la segunda mitad arruinó por completo su actuación. Xavi decidió sacarle del terreno de juego por Ansu Fati para volver a un sistema de tres atacantes y mantuvo a Sergi Roberto, que tampoco estaba brillando y que, además, tenía tarjeta amarilla.
Por último, Raphinha. El brasileño no pudo ser decisivo en el Barça. Entró mucho en contacto con el esférico e intentó hacer daño a través de los desmarques, pero estuvo realmente errático en sus decisiones. No estuvo preciso en los pases y no pudo ganar prácticamente nunca en el duelo contra Eduardo Camavinga en la banda derecha del ataque azulgrana. Su nula productividad en la parcela ofensiva motivó al entrenador a sustituirle por Ferran Torres.
Sin reacción
A pesar de las tres sustituciones entre el minuto 60 y el 66, y a pesar del cambio de sistema, el FC Barcelona no tuvo capacidad de reacción en el segundo tiempo. Desde el minuto 65/70 daba la sensación que el equipo de Xavi Hernández había bajado por completo los brazos, aunque todavía quedaban opciones de clasificar a la final. Un encuentro que volvió a medir la poca fortaleza mental de la plantilla en eliminatoria de máxima exigencia, tal y como ha sucedido desde hace un par de años en las competiciones europeas.