Dos caras diferenciadas. Dr Jekyll y My Hyde. Así podría definirse a un Barça que se hundió por completo en la segunda mitad del clásico, después de haber jugado una primera parte plenamente competitiva. La dura derrota del Barça en la vuelta de semifinales de la Copa del Rey ha dejado a varios jugadores señalados, algo que sorprende teniendo en cuenta su buena dinámica en los partidos anteriores.
La medular, un azucarillo
El Barça se deshizo en el Camp Nou como un azucarillo. Y todo empezó al final del primer tiempo, cuando Marcos Alonso no hizo falta en el primer gol del Real Madrid. Vinicius Jr salió como un cohete desde su propio campo y protagonizó un contragolpe que él mismo culminó, adelantando así a los blancos y empatando la eliminatoria. El defensor español también estuvo lento en la jugada del segundo gol, obra de Karim Benzema. Demasiado fácil lo tuvo el francés para recibir en los aledaños del área y sacarse de la chistera un disparo que pulverizó a Ter Stegen.
Marcos Alonso recibió una dura bronca de Sergi Roberto y, sobre todo, de Sergio Busquets... Aunque puede decirse que los cuatro centrocampistas tampoco estuvieron muy inspirados. Franck Kessié estuvo espeso en las combinaciones, lento en las coberturas y en sus acciones defensivas. De hecho, cometió el penalti que propició el tercer gol del Real Madrid, con un pisotón sobre Vinicius Jr. Sergi Roberto y Busquets jugaron sin rumbo, y sin poder detener los rápidos contragolpes del equipo merengue. Y Gavi, aunque impuso garra e intensidad, tampoco fue capaz de aportar creatividad.
Sin brillo en ataque
El mejor del Barça fue Alejandro Balde, tanto en ataque como en defensa, además de Ronald Araujo por el lateral contrario. Lewandowski estuvo desaparecido durante casi todo el partido, si bien es cierto que pudo adelantar al Barça con un disparo muy peligroso justo antes de que el Barça recibiese el primer gol del encuentro.
Raphinha, por su parte, fue de más a menos y estuvo errático en el segundo tiempo, hasta el punto de acabar siendo sustituido. Ni Ansu Fati ni Ferran Torres, que entraron en la segunda mitad para buscar la remontada, estuvieron lo suficientemente finos para marcar las diferencias sobre el terreno de juego.
El equipo no compitió, no dio la talla y tiró a la basura una eliminatoria que tenía muy de cara. El Barça volvió a ser un meme, como sucedió hace unos meses frente a Bayern Múnich en Champions League. O como ocurrió hace un año en el Camp Nou frente al Eintracht de Frankfurt. Una situación que sorprende, dada la buena dinámica de los últimos meses.