El FC Barcelona progresa adecuadamente en su regeneración, pero todavía le queda camino por andar. La prueba de fuego que suponía la ida de los dieciseisavos de final de la Europa League contra el Manchester United se saldó con un empate a dos goles en el Camp Nou. El resultado, que en otros tiempos se habría catalogado de negativo y mediocre, esta vez se ha vendido prácticamente como un triunfo. Los registros del técnico de Terrassa en Europa siguen siendo devastadores: solo una victoria de ocho partidos en el Camp Nou. La conlusión extraída es que el Barça de Xavi todavía no tiene nivel Champions.
El debate estaba sobre la mesa. De hecho, muchos periodistas coincidíamos en señalar que si la actual línea defensiva hubiese estado disponible contra el Inter, otro gallo habría cantado. Seguramente, el Barça no habría encajado tantos goles contra la escuadra italiana y habría podido acceder a los octavos de la Champions. Pero la realidad es que no se logró y que este jueves, aunte un rival serio de Europa --pero que tampoco está entre los más top todavía--, el equipo azulgrana volvió a mostrar importantes carencias.
A merced de Rashford
Es cierto que no estaban Dembelé y Sergio Busquets. Aunque, precisamente, estos dos jugadores ya han vivido unas cuantas debacles europeas. Su ausencia no es excusa. Más se pudo notar la lesión de Pedri, que sirvió para poner fin al primer tiempo. En el segundo, vimos al Barça más desorientado, a merced de los arreones de Rashford, una bestia que pudo hacer más daño del que finalmente hizo con su gol y la jugada que dio pie al segundo tanto de los red devils.
En la otra cara de la moneda, también vimos en el segundo tiempo al Barça más combativo, capaz de encerrar al United en su campo durante los minutos finales y a punto de lograr la victoria. Gavi, Raphinha y Araujo comandaron la reacción, más con carácter que con fútbol. El joven de Los Palacios pecó de la normal imprudencia de sus 18 años y se autoexpulsó del partido de vuelta sabiendo que Pedri probablemente no estará, pero nunca dejó de pelear.
Sin Pedri ni Gavi en Old Trafford
Sin el canario ni el sevillano, se hace difícil pensar un Barça capaz de conquistar Old Trafford --cuesta ver a Sergi Roberto como recambio--, aunque una buena forma de empezar tal vez consistiría en recuperar la mejor línea defensiva, de la que Xavi prescindió alegando "rotaciones, posesión y salida de balón". Marcos Alonso y Jordi Alba no estuvieron del todo mal, incluso el primero anotó el gol que abría la lata, pero con Koundé, Araujo, Christensen y Balde en sus respectivas posiciones este Barça gana mucho. Y es que también entre ellos se hacen mejores, cosa que pudo notarse en la reprobable actuación del francés, desubicado, tal vez, por el cambio de compañeros y de posición. Lo que funciona, es mejor no tocarlo.
El partido estuvo muy abierto. Fue bello y divertido, aunque poco apto para cardíacos. Sin embargo, el hecho de que ninguno de los dos consiguiese imponerse, aunado a varios fallos impropios de la élite, certifica que todavía no dan la talla para competir de tú a tú con los Manchester City, Bayern, Chelsea o PSG. Todavía queda trabajo que hacer con este Barça y las lesiones y sanciones vuelven a llegar en un momento decisivo del curso.
Necesitan mejorar
Ambos equipos perdonaron. Ambos equipos cometieron graves errores forzosos. Ambos equipos demostraron por qué están en la Europa League y no en la Champions.