El Barça flirtea con la Liga. La quiere más que nadie y la seduce partido tras partido. Ya sea con un fútbol más o menos exquisito, pero con mucho carácter y más deseo. El Real Madrid ya está a ocho puntos, una distancia no definitiva pero sí considerable entre dos equipos que son vasos comunicantes. La felicidad de uno coincide con la angustia del otro y los barcelonistas ya ven la luz después de muchos meses de oscuridad. Gavi y Raphinha encendieron un Camp Nou con ganas de fiesta.
La afición del Barça se desplazó al Camp Nou con una sonrisa tras la derrota del Real Madrid en Palma de Mallorca y se marchó eufórica. La asistencia ha caído en enero, aunque 77.987 espectadores presenciaron el partido contra el Sevilla el día que la directiva azulgrana prohibió que los aficionados sevillistas pudieran exhibir una abandera o una camiseta de su equipo si no estaba en la zona reservada a los hinchas visitantes.
La lesión de Busquets
A Laporta le va la marcha y Xavi está encantado con la respuesta de sus futbolistas. El técnico lo niega, pero tiene un once base y también asume su equipo tiene más equilibrio y empaque con cuatro centrocampistas. Contra el Sevilla solo cambió a Balde por Alba pero sebe que ahora deberá gestionar la lesión de Sergio Busquets, que abandonó muy pronto el campo, con su tobillo maltrecho y sin un recambio de su agrado en la plantilla.
La Liga es casi una obsesión para el Barça. No la gana desde 2019 y Laporta sabe que es el mejor remedio para combatir el desánimo de los últimos años y el desagradable traslado a Montjuïc por la reforma de un Camp Nou que necesita mucho más que chapa y pintura, en manos de una constructora turca con poca experiencia en el mundo del fútbol.
Xavi, más pragmático
El club está en manos del equipo de Xavi. gran conocedor de la idiosincrasia barcelonista, cada vez más pragmático y mejor motivador de grupo. El partido contra el Sevilla tuvo algunos chispazos, sobre todo de Lewandowski y Araujo, pero no motivaba demasiado a la hinchada culé, más expectante que entregada con la excepción de la grada de animación.
Tras una primera parte con pocas noticias, la segunda tuvo más nervio, con un Barça que encontró el premio de gol antes del cuarto de hora con un remate cruzado de Jordi Alba tras una asistencia de Kessié, un futbolista bajo sospecha, que encendió a la afición azulgrana.
El gol de Gavi
El Camp Nou se animó con el gol de Alba, que colocaba al Barça a ocho puntos del Real Madrid. Y la euforia se disparó con el gol de Gavi que recogió un regalo de Rapinhia. Entonces sí los barcelonistas se desataron y ovacionaron al futbolista de moda del fútbol español, ya con ficha del primer equipo. Gavi, muy activo en la segunda parte, besó su escudo y demostró que se encuentra cómodo en su nuevo rol de futbolista casi franquicia del Barça. Poco después, Raphinha refrenó su metamorfosis con un gol de bella ejecución que retrata la ilusión de equipo que ha puesto la directa en la Liga.