La pesadilla se agranda. Cada partido contra el Bayern es un suplicio para el Barça, ya sea decisivo o un mero trámite. Dos años y dos meses y medio después de la humillación de Lisboa, el campeón de Alemania golpeó de nuevo al grupo azulgrana (0-23. Desde agosto de 2020, el Bayern ha ganado los cinco partidos que ha disputado contra el Barça (19 goles a favor y 2 en contra). Ni Xavi, ni las palancas de Laporta ni Lewandowski pudieron cambiar la negra historia del grupo barcelonista.
Hace una década, el Barça marcaba la moda. Con Pep Guardiola de entrenador, el equipo azulgrana desfilaba por las mejores pasarelas europeas y lucía sus mejores galas, pero ahora tendrá que conformarse con exhibir ropas de mercadillo. Por segundo año consecutivo cambiará la glamurosa Champions por la Europa League, un horror para cualquier club que presume de historia y de ser grande.
Gritos contra la UEFA
El himno de la Champions sonó por última vez en el curso actual en el Camp Nou. El Barça ya estaba sentenciado antes de jugar contra el Bayern, sabiendo que en 2023 jugará otra vez la Europa League. Xavi, no obstante, tenía decidida la alineación desde principios de semana y apostó en el equipo titular por Ter Stegen; Héctor Bellerín, Koundé, Marcos Alonso, Balde; Sergio Busquets, Frenkie de Jong, Kessié, Pedri; Dembelé y Lewandowski.
Antes del partido, el Camp Nou silbó el himno de la Champions con mucha rabia, al grito de "es una mafia, la UEFA es una mafia". Con muy pocos estimulos en juego, el Barça arrancó con sus habituales complejos contra el Bayern, que castigó al Barça en un despiste de Bellerín que aprovechó Mané a los nueve minutos.
Un Bayern intenso y sobrado
El Barça tiró de orgullo y carácter para intentar meterse en el partido, pero el Bayern apenas se inmutaba con las embestidas barcelonistas. Pedri se movía con total libertad de movimientos para enlazar la sala de máquinas con Dembelé y Lewandowski, objeto de un duro marcaje por parte de De Ligt.
El Bayern no tuvo compasión del Barça. Al contrario. El equipo de Nagelsmann fue tan intenso como siempre e intimidó a los barcelonistas con siete faltas en los primeros 22 minutos. El Bayern parecía tenerlo todo atado y bien atado, sensación que se intensificó con el segundo gol, marcado por Choupo-Moting. Bellerín, otra vez, no estuvo atento.
Un Barça inoperante
La primera media hora retrató una vez más al Barça en la Champions, voluntarioso pero inoperante, físicamente muy inferior al campeón alemán, que amenazaba con otro resultado escandaloso. Tocado como estaba el Barça, al equipo de Xavi solo le faltaba que el VAR le invalidara un penalti de De Ligt a Lewandowski. Y con la grada del Camp Nou clamando contra la UEFA se llegó al descanso en un Camp Nou enrabietado.
El Barça intentó conectarse al partido en la segunda parte, pero su juego no tenía continuidad. Jugaba a trompicones el equipo ante un Bayern al que por escasos centímetros le anularon un gol a Gnabry.
Cuatro delanteros
Con todo perdido, Xavi rescató su manual de urgencias y el Barça jugó con cuatro defensas, dos centrocampistas y cuatro delanteros: Dembelé, Ferran, Raphinha y Lewandowski. Quiso cambiarlo todo el técnico azulgrana, pero no cambió nada, y el Bayern se limitó a enfriar un partido en el que no quiso hacer más grande la herida de un Barça que ya no es de Champions. El gol final de Pavard fue el peor epílogo para el equipo y la afición azulgrana.