El FC Barcelona se desquitó a mediados de semana de las malas sensaciones del clásico. Este domingo, frente al Athletic Club de Ernesto Valverde, tocaba volver a dar el do de pecho y los de Xavi regresaron al Camp Nou con la misma voluntad ganadora, a fin de continuar la persecución liguera a la caza del Real Madrid. Con esa actitud por bandera, el Barça marcó tres goles en los primeros 20 minutos. Dembelé anotó la diana inicial de cabeza, tras un centro medido de Lewandowski. Poco después, el francés destrozó al Athletic con sus conducciones por banda derecha para asistir a Sergi Roberto, primero, y después al polaco. El equipo de Valverde tenía un agujero por esa banda y no pudo frenar a un Mosquito desatado, con gol y doble asistencia en un abrir y cerrar de ojos. La primera parte, sin embargo, estuvo marcada por la lesión de un Gavi que recibió un fuerte golpe en las partes nobles y no pudo continuar. En el segundo acto, mención especial a la diana de Ferran Torres --tras un nuevo pase de gol de Dembouz-- y a los minutos de Pablo Torre, que debutó en Liga. Sergi Roberto, por su parte, se marchó lesionado con una luxación de hombro.
Dembelé, entonado desde el principio
Xavi había anticipado en rueda de prensa que revolucionaría las próximas alineaciones para dosificar a jugadores clave. No mentía, teniendo en cuenta los cuatro cambios que introdujo respecto al partido anterior, además de la variación táctica. El Barça apareció con una especie de 4-2-3-1 dinámico, en el que Frenkie de Jong y Busquets ejercían de doble pivote por delante de Balde, Eric García, Koundé y Sergi Roberto, y justo por detrás de Gavi, Pedri y Dembelé. Todos ellos, naturalmente, en busca de Robert Lewandowski como punta de lanza. El entrenador del Barça quiso innovar ante la presencia, en el banquillo contrario, de un Txingurri perfectamente conocedor del estilo de juego azulgrana. La fórmula surtió efecto durante los primeros minutos. El Athletic apenas se acercó al área de Ter Stegen, mientras que la velocidad en ataque y la presión alta de los culés provocó situaciones de riesgo para la defensa bilbaína.
El Barça buscó al espacio a Lewandowski, Gavi y Dembelé para desorganizar la retaguardia visitante, y lo consiguió especialmente a través del contragolpe. Uno de ellos, en el minuto 12, acabó suponiendo el primer gol del partido a favor de los blaugrana. Dembelé protagonizó un disparo potente y lejano que el portero desvió hacia uno de los costados, y desde ahí recogió el balón Lewandowski para poner un centro medido al área rival, donde el mismo Dembelé remató de cabeza picando el esférico y enviándolo al fondo de las mallas. Tercer gol del francés en Liga esta temporada, y en esta ocasión gracias a una faceta cabeceadora que no es su especialidad, aunque ya ha demostrado que no se le da nada mal. El Athletic intentó recomponerse tras el gol inicial, estirándose para llegar a los aledaños del área de Ter Stegen. El FC Barcelona, sin embargo, supo defender con orden y criterio, sin perder el control del juego en ningún momento.
Huracán azulgrana en 20 minutos
Así fue, con la flechita hacia arriba para los culés, como el Barça marcó el segundo tanto en un nuevo contraataque. Busquets combinó con Sergi Roberto y éste, leyendo muy bien el desorden defensivo del Athletic, recibió una pared de Dembelé para adentrarse en el área, disparar a portería y encontrarse con un tanto afortunado, pues el balón tocó en un defensa antes de colarse en la portería. Segunda diana azulgrana en apenas 17 minutos de juego, en un partido muy de cara desde el primer minuto para los intereses de Xavi. La fiesta, en cualquier caso, no había acabado todavía en la primera media hora de partido. Dembelé volvió a hacer un destrozo por banda derecha, se adentró con rapidez en el área, combinó con Lewandowski y éste, girándose con un control orientado, definió a la perfección para colocar la tercera diana en el electrónico. Gol muy similar al que anotó ante el Villarreal, y que le permite seguir afianzándose como Pichichi.
Los minutos posteriores fueron de mayor tranquilidad, pero de control absoluto para los culés. El juego se paró, eso sí, al filo de la media hora por culpa de un fuerte golpe que Gavi recibió en las partes nobles. El de Los Palacios no esperaba la intensidad del choque con Dani García, y mucho menos en una zona tan delicada. Tras ser atendido por los servicios médicos parecía que podría continuar, aunque el intenso dolor lo impidió. Sin poder seguir y directo a la enfermería mientras el Camp Nou coreaba su nombre, Gavi fue relevado del campo por un Franck Kessié que entró sin apenas calentar. El encuentro estuvo más equilibrado durante los minutos posteriores, sin que ninguno de los dos equipos protagonizase acciones de gran peligro antes del descanso. Daba igual, porque los de Xavi se fueron a los vestuarios con 3-0 y la sensación de que el triunfo estaba casi sentenciado. El gesto serio del Txingurri Valverde lo decía todo.
El Barça libera todas sus tensiones
De entrada, el Athletic mostró una cara distinta al inicio del segundo acto. Una rápida incursión de Nico Williams por banda derecha acabó en un centro tenso y a media altura que Ter Stegen, siempre atento, logró atrapar. Los visitantes dejaron claro desde el principio que no daban el partido por perdido, o que al menos lucharían hasta el final por maquillar el electrónico. El Barça, no obstante, no perdió el control del juego y siguió acechando la portería de Unai Simón, nutriéndose de balones en zona de tres cuartos gracias al acierto en la presión tras pérdida. En una de estas acciones, el equipo culé estuvo a punto de marcar el cuarto. Tras un robo y una rápida combinación de Dembelé y Sergi Roberto, este último se internó en el área y dio un pase de la muerte al que no llegó por poco Pedri, aunque el rechace del defensor tocó en él y luego en el palo, antes de salir despedido lejos del alcance de Lewandowski.
Además del peligro ofensivo que generaba constantemente el Barça, cabe destacar los detalles técnicos de un atrevido Alejandro Balde. El canterano deleitó al público con un caño de tacón a un jugador contrario, y en el primer acto ya lo había hecho con sus regates y conducciones vertiginosas por banda izquierda. Con 3-0 en el marcador, algunos jugadores liberaron sus tensiones, se desinhibieron y, como en el caso de Balde, jugaron con intensidad pero sin la presión de otros partidos. La mala fortuna se cebó además con el Athletic Club. Dani García había entrado en la primera mitad sustituyendo al lesionado Ander Herrera, y tuvo que marcharse también con problemas físicos en el minuto 60, visiblemente afectado emocionalmente.
Valverde sufre un infierno en el Camp Nou
Xavi también decidió mover el banquillo, y lo hizo de forma triple. Sustituyó a Pedri, Koundé y Lewandowski para reservarles de cara al partido del miércoles contra el Bayern Múnich, dando entrada a Ansu Fati, Marcos Alonso y Ferran Torres. De esta forma, se volvió al 4-3-3 tradicional con el de Foios como falso nueve, y un Marcos Alonso que volvió a actuar de central zurdo como acompañante de Eric García. Uno de los recién ingresados, Ansu Fati, recibió un pase en el interior del área, algo esquinado, y probó suerte con un tiro potente y con rosca que se marchó arriba por apenas unos centímetros. Entró con ganas el joven delantero español, igual que un Ferran que tuvo su oportunidad en el minuto 66. Conducción de Dembelé, balón recibido por el valenciano al espacio y buena salida de Unai Simón, que repelió el disparo del dorsal 11 del Barça.
El Mosquito volvió a ser clave en la acción del cuarto gol, obra de Ferran Torres en el 72. El galo completó su hat-trick de asistencias con un pase filtrado hacia Ferran, que recibió en carrera y, tras un control orientado, definió con un disparo raso y colocado. Buen gol para el valenciano, que sumó su tercer gol de la temporada y se está entonando en las últimas semanas. Una diana que, sin duda, le irá de perlas para seguir ganando confianza. Antes de finalizar el partido, otra nota negativa para el Barça fue la lesión de Sergi Roberto, a quien se le salió el hombro en una acción defensiva. El de Reus tuvo que abandonar el campo en camilla, y habrá que esperar al parte médico para conocer el alcance de la luxación. El partido acabó con 4-0, en un infierno inesperado para un Ernesto Valverde que, con el conocimiento que tiene del equipo blaugrana, da la sensación de que podría haber hecho algo más a favor del Athletic. Este domingo, el Txingurri recibió en sus propias carnes lo que hace algo más de dos años hacía a sus rivales como técnico culé. Las vueltas de la vida.