El Barça ha vuelto. El día que Frenkie de Jong asumió el mando en detrimento de Sergio Busquets, el equipo de Xavi arrolló al Villarreal y superó sus traumas de las últimas semanas en la Champions y en Madrid. Con un Lewandowski magistral, el Barça rescató su mejor versión, ahogó sus penas y se reconcilió con su afición.
Xavi anunció cambios ante el Villarreal y cumplió. Marcos Alonso, Alba, Gavi, Ferran Torres y Ansu Fati entraron por Eric, Balde, Sergio Busquets, Dembelé y Raphinha respecto al equipo del Bernabéu.
De Jong, autoritario
El Barça, con De Jong al mando de las operaciones, tuvo el control del partido ante un Villarreal tan aplicado como poco ambicioso. Al equipo de Xavi, sin embargo, le faltaba velocidad y desequilibrio, con Ferran Torres y Ansu poco resolutivos en el uno contra uno.
Perseveró el Barça, con Marcos Alonso de central y Alba mucho más ofensivo por la izquierda que Sergi Roberto por la derecha. El Villarreal, aparentemente bien ordenado, se resquebrajó tras una jugada de tiralíneas que inició Pedri, continuó Alba y culminó, en dos tiempos, Lewandowski.
Ansiedad calmada
El gol tuvo un efecto terapéutico para el Barça, superados ya los fantasmas de los últimos partidos. Calmada la ansiedad azulgrana, volvió Lewandowski para inventarse un gol de autor, con una rosca perfectamente ejecutada que sorprendió a Rulli.
Envalentonado el Barça, reculó y menguó el Villarreal, desbordado en 10 minutos horribles que continuaron con una acción individual de Ferran Torres que culminó Ansu Fati, que rompió por fin una racha de siete partidos sin marcar.
Partido plácido
Resuelto el partido, el Barça se gustó en la segunda parte. Sin urgencias, su fútbol fue más vertical y directo, intenso y veloz en los primeros minutos, mientras que Emery nunca encontró la fórmula para enchufar a su equipo.
Con un Villarreal inoperante, el Barça levantó el pie del acelerador. A la espera del Athletic de Valverde en otra reválida que evaluará la presunta recuperación barcelonista, Xavi dosificó a De Jong y Lewandowski y dio entrada a Sergio Busquets y Piqué, con pitos y aplausos a partes iguales.