Hay situaciones que generan impotencia. Una de ellas es ver cómo tus compañeros corren como pollos sin cabeza, sea con el marcador en contra o a favor, cuando lo que necesita el equipo en ese momento es otra cosa. Una de las cosas que escaseó en el partido del Barça contra el Inter --y faltaron muchas cosas-- fue el control del juego por parte de los culés.
La frustración creciente de Pedri
En ocasiones, el equipo de Xavi parecía novato. No supo leer el tempo que pedía el encuentro en determinadas situaciones, y la precipitación provocó algunas pérdidas de balón que fueron fatales. Una de ellas, de Sergio Busquets, originó la jugada del segundo gol del Inter de Milán. Y otra de Dembelé, un futbolista que tira continuamente de improvisación, acabó causando el contragolpe de la tercera diana neroazzurri.
Pedri veía con impotencia todo lo que ocurría, y cómo sus compañeros perdían balones sin sentido. Especialmente el citado Dembelé y también Raphinha, los dos extremos, que no escogieron ver los movimientos al borde del área de Onana. Es por ello que, en algún instante del encuentro, las cámaras captaron cómo el centrocampista canario abroncaba a compañeros como el francés y el brasileño.
El 8 del Barça quería calma, pausa y control del juego para asfixiar poco a poco al Inter en la zona de tres cuartos. Sabía perfectamente que, pese a la calidad y las peligrosidades del equipo italiano, el FC Barcelona tiene una plantilla más fuerte en prácticamente todas las líneas. Y que, en condiciones normales, los blaugrana deberían haber obtenido mejores resultados tanto en la ida como en la vuelta.
El Barça, un proyecto en gestación
No fue así, y el FC Barcelona está ya casi eliminado de la UEFA Champions League. Necesitará un milagro para pasar a octavos: ganar a Bayern y Viktoria Plzen y esperar a que el Inter no gane ninguno de sus partidos ante los mismos rivales. Teniendo en cuenta que los italianos juegan en Milán el siguiente encuentro ante los checos (18.45h), lo más seguro es que el Barça salte al campo de aquí a semana y media, ante el Bayern en el Camp Nou, sabiendo ya que está fuera de la siguiente ronda de la Liga de Campeones.
Un motivo más para la impotencia de un Pedri que, desde que aterrizó en el club, no ha podido vivir demasiadas alegrías en Europa. A sus 19 años, en cualquier caso, es ya uno de los mejores centrocampistas del planeta y se prevé que, con el paso del tiempo y la mejora progresiva del equipo, pueda vivir muchos éxitos vistiendo la zamarra azulgrana. Para que eso suceda, algunos compañeros deberán madurar... o hacer las maletas.