Si el Barça tuvo grandes problemas para superar al Mallorca en la séptima jornada de Liga, no sucedió lo mismo este domingo frente al Celta. Los culés regresaron a un Camp Nou lleno hasta la bandera y confirmaron que, pese al varapalo anímico en Milán y los últimos arbitrajes, están decididos a pelear por títulos de relieve esta temporada 2022-23. Los de Xavi salieron enchufados desde el principio y, tras varias oportunidades claras, fue Pedri González quien estrenó el marcador al aprovechar un buen centro raso de Gavi y un error defensivo de Unai, que dejó el balón muerto en el área pequeña. El primer tiempo acabó con polémica, debido a un claro penalti de Javi Galán sobre Raphinha que no fue pitado, y que el VAR tampoco determinó. En la segunda mitad, el Barça bajó el ritmo y el Celta lo aprovechó para generar peligro a base de contragolpes. Los culés necesitaron uno de los milagros de Ter Stegen para evitar el empate, y llegarán con muchas dudas --sobre todo en lo defensivo-- de cara a los siguientes duelos trascendentes en Liga y Champions.
El Barça, cómodo desde el principio
Con un ojo puesto en la Champions y en el complicado calendario que tiene por delante el equipo en este mes de octubre, Xavi Hernández realizó cuatro cambios en comparación al último once y, de salida, introdujo en el campo a tres laterales izquierdos. Con Marcos Alonso como acompañante de Gerard Piqué en la zaga defensiva, Jordi Alba actuó en su puesto habitual y Alejandro Balde jugó a banda cambiada, como ya hizo en Son Moix hace una semana. La sala de máquinas volvió a ser la de gala, con la presencia de Busquets, Pedri y Gavi; en ataque, sin embargo, Xavi decidió apostar por Ferran Torres como acompañante de Raphinha y Lewandowski. El de Foios venía descansado tras no haber participado ante el Inter, y este domingo tuvo una nueva ocasión para reivindicarse.
La realidad es que el Barça carburó desde el principio. Los culés protagonizaron varios acercamientos peligrosos durante el primer cuarto de hora de partido, encerrando al Celta en su campo y obligando a su portero a jugar en largo para evitar pérdidas de balón en zonas peligrosas. Con los atacantes muy dinámicos arriba y los centrocampistas jugando con pocos toques, el equipo supo encontrar espacios y acercarse con criterio a la meta rival. Si la afición blaugrana no gritó un gol durante los primeros minutos, fue un milagro para los celestes. El conjunto de Xavi supo abrir el campo por las bandas y, tras un centro raso de Jordi Alba que por muy poco no remató Ferran Torres, se produjo una jugada de estrategia en la que Raphinha se sacó de la chistera un derechazo desde 30 metros. El arquero logró despejar el peligro, aunque fuese de forma momentánea. Poco después fue Ferran quien probó suerte, activando también los reflejos de Marchesín.
Gol de Pedri y penalti no pitado a Raphinha
Y apenas unos minutos después, en el 17, llegó el primer gol del FC Barcelona. Un error grave de la defensa gallega dejó el balón franco a Pedri González en el área pequeña, y el canario no desaprovechó la ocasión para marcar un gol que no pudo celebrar días antes en Milán. Gavi se internó por la banda izquierda, rompiendo el muro defensivo del Celta, y su centro raso fue mal despejado por Unai. El defensor visitante dejó la pelota muerta en el área para que Pedri estrenase el casillero y, de esta forma, el Barça pudiese disponer del control absoluto del partido y el resultado. No era de extrañar que Agustín Marchesín intentase perder tiempo en cada saque de puerta. El compromiso, al menos durante la primera media hora, tenía pinta de goleada a favor del Barça. Espoleados por una Grada d'Animació incansable y entregada, los de Xavi pudieron marcar minutos después si Gavi, que había asistido previamente a Pedri, hubiese acertado al rematar un centro en profundidad al que no llegó por milímetros.
Raphinha esta vez sí desbordó al estar situado en banda derecha --donde mejor suele actuar-- y el equipo no tuvo dificultades para generar peligro. Lewandowski, eso sí, fue el atacante que pasó más desapercibido. Y, por parte del Celta, tan sólo un tiro aislado de Larsen a los 33 minutos captó la atención de Ter Stegen, que sólo tuvo que seguir el balón con la mirada hasta la línea de fondo. Mención especial a un jugadón de Pedri, que se fue de tres en el medio campo tras tirar un caño; lástima que Ferran Torres acabase perdiendo el balón en los aledaños del área, visiblemente aún sin la confianza necesaria para mostrar su mejor nivel. El primer tiempo, en cualquier caso, acabó con polémica. Raphinha desbordó en el interior del área a Javi Galán y éste le puso la zancadilla. El colegiado Munuera Montero no señaló penalti, y desde el VAR tampoco le advirtieron a revisar la jugada en el monitor. Una acción que, viendo la repetición, podría haber acabado tranquilamente en pena máxima. El penalti era claro, pero ya está visto que el Barça no está teniendo suerte últimamente con los arbitrajes...
El Celta espabila y Xavi reacciona con cambios
Después de una primera mitad en la que todo el Barça estuvo activo --incluido Ferran Torres, falto de puntería pero con buena actitud--, los 81.525 espectadores que acudieron al Camp Nou siguieron animando a los suyos desde el inicio del segundo tiempo. En los primeros minutos, sin embargo, hubo murmullos en el Camp Nou. Y es que el Celta protagonizó algunos acercamientos muy peligrosos, como un robo de balón de Óscar Rodríguez que acabó con un disparo muy peligroso del mediapunta cedido por el Sevilla. Por fortuna, su mala puntería evitó el empate, con Ter Stegen ya vendido. El guardameta alemán, por cierto, se dolió de un golpe en los riñones en una jugada posterior. Tuvo problemas para despejar con el puño un balón dividido y, poco después, necesitó que las asistencias médicas entrasen al campo. Pudo continuar sin problemas, y el breve parón le fue bien al Barça para cortar el ritmo de los visitantes. Lo más curioso de todo es que pocos minutos después fue el portero rival, Marchesín, el que se dolió de un golpe en otro acercamiento peligroso del Barça. Tampoco tuvo problemas el meta argentino para continuar, arañando algunos segundos al crono.
Con el Barça jugando a una intensidad menor que en el primer acto, el primer cuarto de hora del segundo tiempo fue para el Celta. Corría el minuto 56 cuando Marcos Alonso tuvo que salvar un balón bajo palos. Primero la sacó Ter Stegen abajo, y después apareció el lateral reconvertido a central para rechazar el remate del delantero contrario cuando el Celta ya cantaba el empate. Alguna pérdida de balón en zonas peligrosas volvió a generar murmullos entre la afición culé, ante un Celta que estaba poniendo en dificultades a los culés. Xavi dijo basta, y tras la primera hora de partido introdujo un triple cambio en el campo: entraron Ansu Fati, Dembelé y Frenkie de Jong --ya recuperado-- por Pedri, Raphinha y Ferran Torres. En el caso del canario, está claro que Xavi tenía intención de reservarle de cara al importante partido del miércoles frente al Inter en el Camp Nou.
Ter Stegen y Eric García salvan al Barça
Con la entrada de los hombres de refresco, no puede decirse que la dinámica negativa cambiase de forma radical. El Celta volvió a generar peligro por la izquierda con Javi Galán y Iago Aspas, en una jugada acabó con gol de cabeza de Larsen. El delantero visitante, por fortuna, se encontraba en fuera de juego. Con el susto en el cuerpo, no obstante, el Barça buscó desquitarse a base de garra e intensidad. Los gallegos, por su parte, agitaron el avispero con alguna que otra entrada dura. Gavi y Óscar Rodríguez se las tuvieron tras una dura entrada recibida por el azulgrana. Jordi Alba y otros jugadores de ambos equipos participaron en el amago de tangana, y al final los ánimos se calmaron tras una cartulina amarilla a Óscar y otra para el de L'Hospitalet.
A falta de un cuarto de hora para el final, Xavi Hernández volvió a dar rodaje a Sergi Roberto en el lateral derecho y sacó del campo a Balde, mejor en ataque que en defensa a lo largo del encuentro. Las llegadas del Celta fueron parecían apagarse de forma progresiva, a medida que ganaron protagonismo jugadores como Dembelé y Ansu Fati. Ambos probaron fortuna con disparos que el guardameta pudo atajar sin problemas. El que volvió a quedarse a punto de marcar fue el equipo celeste, tras una doble ocasión que puso los pelos como escarpias a la afición culé. Primero Ter Stegen detuvo un disparo a bocajarro desde el interior del área, y en la jugada siguiente el remate de Carles Pérez --que regresaba al Camp Nou con la elástica contraria-- se marchó rozando uno de los palos de la portería culé. Demasiado sufrimiento para un Barça que no cerró el partido, y casi lo paga caro. Porque, en el tiempo de descuento, el Celta disparó al palo y Eric García, desde el suelo, mandó a córner lo que era el gol cantado del empate. Al final, lo que parecía una goleada se quedó en 1-0... y gracias.