Como tras el partido frente al Bayern de Múnich, el técnico del FC Barcelona, Xavi Hernández estalló contra el arbitraje. En esta ocasión ante el Inter, el clamor embargaba a todo el barcelonismo y gran parte de los aficionados del fútbol. El árbitro del último encuentro, Slavko Vincic, pasó por alto un penalti por manos ostensibles de Denzel Dumfries en el área. También anuló un gol legal de Pedri por manos involuntarias de Ansu Fati. Sin embargo, los últimos dos perjuicios en Milán y Múnich tienen un denominador común: el árbitro Pol van Boekel.

 

Del mismo modo que en el Bayern-Barça, donde el VAR brilló por su ausencia, Xavi Hernández pidió explicaciones al árbitro del partido contra el Inter: "El árbitro tendría que explicar por qué no ha pitado el penalti. Sentimos que ha sido una injusticia grande y el árbitro tendría que hablar y dar explicaciones. La palabra hoy es indignación".

Van Poekel, reincidente

El doble error del colegiado principal queda agravado por la sala de videoarbitraje. En el VAR estuvo al mando, de nuevo, el árbitro neerlandés Pol van Boekel. Curiosamente, sus dos presencias en el VAR han coincidido con sendos errores garrafales. Lo del trencilla neerlandés ya es un caso de reincidencia preocupante, aunque el Barça no protestará a la UEFA.

Van Poekel, ya dirigió el videoarbitraje frente al Bayern de Múnich, cuando el colegiado obvió un penalti clamoroso de Alphonso Davies a Ousmane Dembelé al filo del descanso. Aquella acción pudo cambiar el transcurso del partido, pues a la vuelta de los vestuarios los bávaros asestaron dos golpes definitivos al Barça.

Ousmane Dembelé, decepcionado en Milán / FCB

Ousmane Dembelé, decepcionado en Milán / FCB

Arbitraje paupérrimo

En la noche del pasado martes, su actuación desencadenó todavía más controversia. Primero, por un gol concedido por el árbitro principal, Slavko Vincic, y anulado posteriormente por la corrección del VAR. Ansu Fati toca el esférico con la mano involuntariamente, tras un rechace del portero exazulgrana, André Onana. Ni siquiera influye en la trayectoria del Balón el 10 del Barça. Tampoco acertaron ni el árbitro de campo ni el VAR en mostrar la tarjeta amarilla a Calhanoglu por un plantillazo a Sergio Busquets, merecedor de una cartulina roja.

No obstante, la guinda del partido no tuvo lugar hasta los últimos instantes del partido. Con el Inter replegado en su propia área, el balón impactó claramente en la mano de Dumfries totalemente desplegada. De hecho, esa mano evita que Ansu pueda conectar con el esférico. Dembelé corrió visiblemente indignado a protestar al árbitro la acción. Con el juego detenido, el VAR revisó un posible penalti. Los comentaristas de Movistar, atónitos fuera cuales fueran sus colores, no daban crédito. Ni la claridad de las imágenes bastaba al VAR para señalar la acción como penalti. Tras otro arbitraje paupérrimo, el Barça suma tres puntos en tres partidos y se jugará a vida o muerte la segunda plaza contra el Inter, el próximo martes en el Camp Nou.