Preocupación en el seno del FC Barcelona con uno de los capitanes. Uno de los pesos pesados del equipo. Uno de los denominados vacas sagradas. Gerard Piqué representa una de las patatas calientes que tiene Joan Laporta sobre la mesa de cara a la próxima temporada. Un jugador que apoyó discretamente al presidente durante la campaña electoral, que lideró la tercera rebaja salarial del vestuario y que mantiene una relación más que cordial tanto con Laporta como con el entrenador, su excompañero Xavi Hernández.
Ese es uno de los orígenes del problema. Por un lado, las relaciones son buenas, de afecto entre todos ellos. Por el otro lado, es tiempo de tomar decisiones y Gerard Piqué está en el blanco de todas las dianas: la institucional, la del cuerpo técnico y la de los aficionados. Muchos consideran que ya ha terminado su etapa en el Barça, pero la última palabra la tendrá el futbolista, miembro del primer equipo desde el pasado verano de 2008, hace 14 años.
Reunión con el entrenador
Precisamente la palabra de Piqué ya es motivo de contradicciones. Por un lado, el jugador siempre ha dicho que le gustaría marcharse por la puerta grande, ganando algún título, con honores que dejen un buen sabor de boca a la afición. Del otro, también ha llegado a manifestar públicamente que colgaría las botas cuando viese que ya no está para competir al máximo nivel. Cuando sienta que ya no está para ser titular. Este es, precisamente, uno de los aspectos que preocupan a Xavi, quien tiene decidido mantener una reunión con el jugador a la vuelta de vacaciones para valorar su situación.
Piqué ha vuelto a demostrar esta temporada que, si le respetan las lesiones, puede ser el mejor defensa del equipo. La velocidad nunca fue su fuerte, y ahora menos, pero suple sus carencias con inteligencia y colocación, aunque en ocasiones le pierden algunos arrebatos de ansiedad en partidos que requieren más calma y cabeza fría. De no ser por las lesiones, podría haber sido el mejor defensa del Barça esta temporada, honor que este curso merece ostentar Ronald Araujo, la verdadera revelación de la zaga. El central uruguayo es presente y futuro. Piqué empieza a ser más pasado que presente.
El salario más alto de la plantilla
En el cuerpo técnico son conscientes de que los mejores partidos del curso han tenido a Gerard en la retaguardia. Del mismo modo, a nadie escapan los tres condicionantes negativos que pueden poner en jaque su continuidad en el equipo: el económico, el deportivo y el extradeportivo. Como decíamos, la última palabra la tiene el jugador, pues su contrato le vincula al club hasta 2024.
El condicionante económico es el que deben resolver Laporta y su hombre de confianza en la parcela deportiva, Mateu Alemany. Piqué cuenta con el contrato más elevado del primer equipo, heredado de la renovación que selló con su tan criticado Josep María Bartomeu en 2018 y que fue renovado de forma muy ascendente en 2020, poco antes de la dimisión del entonces presidente. Laporta se ha comido un contrato astronómico que el Barça no puede pagar, de unos 28 millones de euros brutos anuales más los derechos de imagen al margen. En caso de continuar en la plantilla, será imprescindible abordar una nueva rebaja salarial. La cuarta en cuatro años.
Dos años de lesión en lesión
El condicionante deportivo no va tan ligado a su rendimiento sobre el campo, sino a las recientes lesiones que ha sufrido. Piqué puede presumir de haber tenido una carrera muy plena. A los 35 años, prácticamente no se había perdido partidos por lesión hasta las dos últimas temporadas. Lejos quedan los 26 días que estuvo de baja por una lesión de tobillo en 2016, siendo la ausencia más prolongada que tuvo en 10 años. Las cosas se le empezaron a complicar el curso 2020-21, con una rotura del ligamento interno de la rodilla que decidió no operarse pero que le llevó a perderse un total de 29 partidos (más de 120 días ausente).
Esta temporada, el Kaiser catalán se ha perdido también 12 partidos y todavía sigue de baja. Ya suma unos 90 días entre lesiones musculares y la que más preocupa en la entidad: la de los aductores. Se trata de una zona muy sensible que el central no ha cuidado en los últimos tiempos y que fuentes del club evalúan con pronóstico adverso: "Apunta a lesión crónica de la que difícilmente podrá recuperarse a su edad". Por todo ello, Xavi y su staff tienen serias dudas de que el segundo capitán pueda tener continuidad la próxima temporada. Si a ello se le añade su elevada ficha, sumada a las dificultades económicas que atraviesa el club, el caso empieza a tomar forma de problema.
La noche y el mal ejemplo a los jóvenes
Por último está el condicionante extradeportivo, que destapó Culemanía con su crisis sentimental junto a la cantante Shakira. Una semana después de la publicación de este medio, la estrella internacional confirmaba la ruptura y el proceso de separación de la pareja. Sin embargo, nada de esto preocupa en el club. Lo que en el Barça no gusta es el mal ejemplo que ha dado Piqué durante el último mes y medio de competición, saliendo de fiesta hasta altas horas de la madrugada de manera frecuente y arrastrando a otros jóvenes jugadores de la plantilla. No es lo que la entidad pretende de un subcapitán, y menos cuando este está lesionado y los médicos le aconsejan reposo.
Este tercer factor es el que menos se va a tener en cuenta a la hora de afrontar el caso Piqué. Por encima de las fiestas y la falta de ejemplo que más allá de Riqui Puig podría haber salpicado a otros jóvenes jugadores de la casa con pocos minutos, están los otros dos elementos de juicio: su elevada ficha y las lesiones. Pero a nadie escapa que los tres elementos juntos componen un peligroso cóctel mólotov que será abordado próximamente por el entrenador y, posiblemente, también por el presidente.