Joan Laporta tiene muchos frentes abiertos. A la espera de poder activar alguna palanca económica para aliviar los problemas económicos del Barça, el presidente está obsesionado con rebajar la masa salarial de la plantilla. Y hay un caso desesperante: el de Miralem Pjianic.
El Barça fichó a Pjanic hace dos años. Su contratación fue lo que Messi calificó de "juegos malabares" del expresidente Bartomeu. En la misma operación que la Juventus pagó 72 millones de euros por Arthur, el Barça invirtió 60 millones en el centrocampista bosnio.
Chocó con Koeman
Pjanic fue un fichaje de conveniencia y pronto chocó con Koeman. El técnico neerlandés nunca le dio carrete. Lo consideraba lento. Tampoco estaba satisfecho con su posicionamiento en el campo. Le pedía que fuera más agresivo y valiente en la presión.
Tras un mal año en el Barça, Pjanic fue cedido al Besiktas. En Turquía, las cosas tampoco le han ido demasiado bien. En la liga ha participado en 20 partidos en los que no ha marcado un gol y solo ha dado dos asistencias. En la Champions ha jugado tres partidos: cero goles y dos asistencias.
Xavi no lo quiere
Pjanic cobra unos 11 millones de euros por temporada y tiene contrato hasta 2024. Xavi tampoco lo quiere en su equipo y el Barça no lo tendrá fácil para cederlo y, mucho menos, para venderlo.
El Olympique de Marsella parece ser el club más interesado en su cesión. Laporta hará todo lo posible porque se vaya y podría asumir una parte de su ficha.