Philippe Coutinho todavía es jugador del Barça, pero juega en el Aston Villa, como cedido. Adama Traoré, del Wolverhampton, está a préstamo hasta final de temporada. Y Memphis Depay fue el fichaje estrella del pasado verano. Los tres comparten un mismo problema futbolística y, tal vez, contemplarán los partidos del equipo azulgrana desde la distancia.
Adama regresó al Barça en enero. Su primera aparición, contra el Atlético, fue espectacular. Fue una constante pesadilla para Mario Hermoso y la afición azulgrana le aplaudió como si fuera una estrella. Poco a poco se fue apagando.
Pura potencia
El extremo de L'Hospitalet es pura potencia. El problema es que siempre hace la misma jugada por la banda derecha. Recibe, regatea y se va por la derecha porque es muy torpe con la pierna zurda. Y no tiene remate. Los rivales lo tiene fácil para desmontar su jugada favorita.
Coutinho tiene mucha más clase. Es letal entre líneas, pero en el Barça tiene muchos problemas cuando juega como extremo porque no es rápido ni tiene desborde. Como falso extremo apuesta siempre por hacer una diagonal y rematar en rosca al palo largo. Si los defensas tapan su perfil diestro, el brasileño tiene muchos problemas.
El problema de Memphis
Memphis, por su parte, es un delantero con mucha clase y potencia. Su gran problema es que retiene mucho el balón. Siempre quiere que le pasen la pelota al pie. Juega mucho con el cuerpo pero no es demasiado rápido.
En verano, el Barça negociará una salida pactada con Coutinho, a quien todavía le queda un año más de contrato, confidado en que acepte alguna oferta de la Premier. El club, por otra parte, no ejecutará la opción de compra que tiene por Adama Traoré, cifrada en 30 millones, e intentará vender a Memphis por 5 o 10 millones de euros.