El Barça no se ha recuperado del trauma en Europa. Los de Xavi protagonizaron una gris actuación frente a un Cádiz que está luchando por no descender, y el gol de Lucas Pérez nada más empezar la segunda mitad condenó a un equipo flojo en cuanto a estado anímico. Una vez más, el conjunto culé volvió a remar a contracorriente en el marcador, como ya le ha sucedido en muchos partidos esta temporada. Y, concretamente, desde el último parón FIFA. Las ausencias por lesión, la polémica con las entradas del Camp Nou y la desaparición temporal de la Grada d'Animació afectaron a un Barcelona, el de Xavi, que ve frenada su apoteósica escalada en la clasificación y, de paso, dice adiós al título de Liga... Aunque sigue sin ser matemático. El Barça, por cierto, no perdía en el campeonato doméstico desde el 4 de diciembre ante el Betis (0-1), también en el Camp Nou.
La crisis se trasladó al campo
Lo cierto es que el equipo ya había avisado de flojera endémica en los últimos encuentros. Se ganó al Sevilla por la mínima, igual que a un Levante contra el que fue vital la aparición in extremis de Luuk de Jong, y se jugó una eliminatoria horrible de Europa League contra el Eintracht. Pues bien, el partido de este lunes ante el Cádiz fue la consumación de todos los males. En toda la primera parte, el Barça no dispuso de oportunidades de gol a excepción de acercamientos aislados de las botas de Dembelé, cuya anarquía dio algo de vida en ataque. Memphis, que fue la sorpresa al relevar a Aubameyang, estuvo desaparecido.
Entre Ferran Torres y Dembelé se adentraron en el área a los tres minutos de partido, y a punto estuvieron de colar el esférico en la portería visitante. La jugada acabó en córner, y no fue hasta un cuarto de hora después, en el minuto 18, cuando Dembelé protagonizó un nuevo disparo desviado. El galo fue quien más lo intentó, tanto en el primer acto como en el segundo, demostrando un compromiso absoluto pese a la complicada situación de los últimos días.
El FC Barcelona, por lo general, se mostró espeso cerca del área y en el último pase, sin concretar combinaciones rápidas que pudieran desmontar el 4-4-2 rival. Antes de terminar la primera mitad, Lucas Pérez avisó de lo que pasaría después al errar una ocasión clarísima dentro del área de Ter Stegen. El delantero gallego lo tenía todo a su merced, pero Sergiño Dest le molestó lo justo y su disparo a bocajarro se marchó fuera por poco.
Pasividad defensiva y falta de pólvora
Nada más empezar el segundo tiempo, el Cádiz no se rindió y siguió buscando la portería culé. El equipo de Sergio olía la sangre, y supo meter el dedo en la herida con el gol tempranero de Lucas Pérez. Esta vez, el ariete del conjunto gaditano sí atinó. Sobrino había aprovechado la pasividad defensiva del Barça en un centro aéreo para protagonizar dos remates que salvó Ter Stegen.
En el tercer remate consecutivo, esta vez de Lucas, ya no pudo evitar el gol de los visitantes. El Cádiz se adelantó en el electrónico ante la atenta mirada de Eric García, Jordi Alba y Lenglet, a quienes el arquero alemán pidió explicaciones sin obtener respuesta. Se le pudo leer la frustración en sus labios, algo así como: "¡No puede ser que rematen tres veces seguidas, tíos!".
Dembelé y la afición, únicos aprobados
La cuestión es que el Barça, por debajo en el marcador, intentó igualar la contienda por medio de Dembelé. El Mosquito fue con mucha diferencia el jugador más destacado de los blaugrana, intentándolo de todas las formas posibles sin obtener el premio del gol. Disparó desviado, regateó, buscó encontrar la profundidad de sus compañeros... pero el resto del equipo no le acompañó. Tan sólo Ferran Torres, también desafortunado de cara a puerta.
Los 57.495 aficionados que ocuparon las gradas, sabedores del mal momento anímico de los suyos, no dudaron en animar sin parar al Barça y a todos los jugadores. Sin la grada de animación, el peso del apoyo moral recayó esta vez sobre los socios y aficionados del día a día, que cumplieron su labor con creces. Los cánticos y aplausos, en cualquier caso, no sirvieron para que los de Xavi encontrasen el camino del gol. El Cádiz, de hecho, estuvo a punto de ampliar las diferencias con un disparo que Alex Fernández, dentro del área y de forma incomprensible, envió directamente fuera.
Salió entonces Luuk de Jong al campo, y en la primera que tuvo a punto estuvo de poner el empate en el marcador. El holandés remató de cabeza un córner botado por Dembelé, y Ledesma logró atajar el cabezazo de milagro para los de Sergio. Un minuto después, fue Ter Stegen quien realizó una nueva parada salvadora, poniendo fuerte la mano derecha y enviando la jugada del Cádiz a saque de esquina.
El juego se rompió en los últimos compases del partido, casi sin centro del campo en ocasiones, y a falta de cinco minutos para el final Eric García probó suerte con un disparo lejano y peligroso. Conan Ledesma, inmaculado este lunes en el Camp Nou, logró desviar el esférico de nuevo a córner, y el Barcelona continuó acechando la meta visitante hasta el pitido final. Ni Dembelé, ni Adama, ni Ferran, ni Aubameyang ni nadie, esta vez, acudió al rescate. Ni siquiera Luuk. Este final de temporada se le puede hacer largo al Barça...