Jurgen Klopp es uno de los mejores entrenadores del mundo. Solamente ensombrecido por Pep Guardiola en la Premier League, carga en su mochila el mérito de haber rescatado al Liverpool de una larga decadencia y de haberlo devuelto al máximo nivel, humillando, incluso, al FC Barcelona en Anfield. Pero además de hacerlo sobre el terreno de juego, el técnico germano también es un especialista en desangrar económicamente al club catalán. Algo que podría repetirse este verano si finalmente el Barça se lanza a por Mohamed Salah, la gran estrella de Klopp.
El Barça, que por boca del propio Joan Laporta ya ha reconocido que fichajes como los de Haaland o Mbappé son prácticamente inasumibles para el club, sondea ahora otras operaciones que serían menos costosas, al menos, en cuanto a traspaso. Se trata de fichajes como los de Robert Lewandowski o el ya citado Salah, dos de las grandes estrellas del panorama internacional que tienen como paralelismo que terminan contrato con sus respectivos clubes, Bayern y Liverpool, el 30 de junio de 2023. El delantero polaco tiene 33 años, pero su estado de forma es de auténtico crack mundial, todo un prodigio, como sigue demostrando con sus 45 goles en 37 partidos esta temporada. Una bestialidad.
Entre Lewandowski y Salah
Salah es más joven, 29 años, pero no mete tantos goles. Aún así, le avalan unas cifras demoledoras de 28 goles en 36 partidos. No hay tantos jugadores hoy que sean capaces de firmar 30 goles por temporada y Salah encajaría mejor a nivel táctico porque supliría la marcha de Ousmane Dembelé y podría competir con Adama, que sería su suplente si finalmente se queda, o con Raphinha, el extremo brasileño del Leeds United representado por la agencia D20 Sports, del exazulgrana Deco. De este modo, Aubameyang mantendría la titularidad como nueve --cosa que perdería con Lewandowski-- y Ferran Torres en el extremo izquierdo con Ansu Fati, si se recupera bien, compitiendo con ambos por ganar minutos.
El problema es que, si finalmente se lanza el Barça a por Salah, o a por Lewandowski --Laporta ya les ha mandado un recado a ambos para que se mojen sobre su deseo de fichar por el club--, tanto Liverpool como Bayern solicitarán una cifra de traspaso no inferior a 40 millones de euros, además del dineral que exige cada uno de ellos como ficha. En el caso del club de Anfield tienen especialmente claro que no dejarán escapar a su gran estrella por una cantidad irrisoria y Jurgen Klopp es el principal exponente de la fortaleza negociadora de los reds. Una operación que las fuentes consultadas tasan en 70 millones de euros entre traspaso, primas y comisiones.
Resistencia a la venta de Coutinho
El entrenador del Liverpool ya demostró en el pasado cómo se las gasta y lo bien que se maneja en estas lindes. Lo hizo en verano de 2017, cuando resistió con uñas y dientes los intentos del Barça por fichar a Coutinho. Finalmente, terminó cediendo y lo vendió en enero de 2018, convirtiéndolo en el fichaje más caro de la historia del club catalán, donde nunca triunfó el brasileño. La entidad azulgrana, entonces presidida por Josep María Bartomeu, pagó la friolera de 120 millones de euros por Coutinho más otros 40 millones en concepto de variables. La operación total podía ascender a 160 millones y, además, se derivaron intereses financieros, ya que el Barça utilizó al fondo Capital 23 para avanzar parte del dinero, que todavía no se ha terminado de pagar.
Klopp estuvo muy hábil, ya que con el dinero de Coutinho fichó lo que realmente necesitaba: un gran central. Virgil van Dijk llegó ese invierno al Liverpool por 85 millones de euros y el técnico, que reforzaba la posición que más le urgía, convirtió al holandés en el mejor defensa del mundo. Un año y unos meses después de aquella operación, el Liverpool de Klopp humillaba al Barça de Coutinho en Anfield con un 4-0 en semifinales de la Champions que comportó levantar un 3-0 de la ida en el Camp Nou.
Cable al Borussia Dortmund
Antes de todo aquello, Klopp también había sido decisivo para desplumar al Barça en otra operación estrambótica en el mercado de fichajes: la compra de Ousmane Dembelé. El técnico alemán había entrenado al Borussia Dortmund de 2008 a 2015 y guardaba una relación excelente con el club germano a pesar de haber marchado hacía dos años. Es sabido que aquel verano de 2017, cuando Neymar cambió Barcelona por París y el Barça ingresó 222 millones de euros por su cláusula de rescisión, el club azulgrana se movió ruidosamente en busca de un relevo. Llamó a las puertas del Dortmund por Dembelé, pero también insistió mucho por Coutinho, tanto o más que por el extremo francés.
Sin embargo, fue tan rotunda la negativa de Klopp, que, por mucho dinero que le ofreció el Barça --ya en verano estaban dispuestos a pagar cantidades indecentes-- el entrenador de Stuttgart se negó a liberar al brasileño. Y no solo eso, sino que avisó a sus amigos de Dortmund de lo desesperados que estaban en can Barça para que apretasen por Dembelé, porque iban a terminar pagando lo que hiciese falta. Como así fue.
La jugada de Klopp que estrujó al Barça
Klopp, que era y es muy listo, tejió una jugada perfecta para estrujar al Barça que favoreció tanto a su antiguo club, el Borussia, como al actual, que ya era el Liverpool. Cooperó para que el club azulgrana pagase una auténtica barbaridad por Dembelé --105 millones más 40 en variables--, un jugador que solo un año antes le había costado 14 millones al cuadro alemán y, además, ganó tiempo para planear como suplir la baja de Coutinho dando más galones a Salah.
En aquellos meses que transcurrieron entre su "no" al Barça y la venta de enero, se pudo ver posiblemente la mejor versión de Cou, lo que encareció todavía más su fichaje. Y, ya sin el brasileño, explotó el egipcio, que puede servir para volver a hipotecar al Barça con Klopp como cómplice necesario.