El Barça ha vuelto en Europa. Tocado y casi hundido tras su eliminación en la Champions, el equipo de Xavi se agarra a la Europa League para salvar una temporada que amenazaba ruina total. En el Diego Armando Maradona, el Barça rindió el mejor homenaje al eterno D10S argentino, como había pedido su entrenador, y fulminó a un Nápoles impotente. Alba, Frenkie de Jong, Piqué y Aubameyang rubricaron la meritoria victoria azulgrana, muy necesaria por prestigio deportivo y penurias económicas. Los barcelonistas, en ascensión, ya esperan rival para los octavos de final.
Nápoles y Barça, dos clubes con mucha historia, están unidos por Maradona, un futbolista genial que tuvo poco recorrido en Barcelona y vivió intensamente en el sur de Italia, donde conoció el éxtasis y la miseria. Hoy, ambos equipos están lejos de su mejor versión, pero la meritoria campaña del equipo de Spalletti contrastaba con las turbelencias vividas en los últimos meses en el Camp Nou. Hasta el partido de Nápoles, donde el Barça se sacudió muchos complejos y se reencontró con su mejor pasado.
El gol de Alba
En el Diego Armando Maradona, Xavi se la jugó. No especuló con el equipo titular. Su apuesta por Adama, Aubameyang y Ferran Torres confirmaba que quería un Barça valiente y comprometido en Nápoles. La ausencia de Dembelé sorprendió menos que la de Gavi, un futbolista multiusos que combina talento e intensidad, creatividad y entrega.
Adama, rodeado de jugadores del Nápoles, conduce la pelota / FCB
El partido, como anunciaron Spalletti y Xavi, fue una guerra futbolística. Comenzó a jugarse en la pizarra y el dominio del balón no era asunto menor, sino todo lo contrario. Tampoco se especulaba con la presión. El duelo demandaba atrevimiento y descaro, y el Barça golpeó primero con una contra de libro que hubiera firmado el mejor Madrid de Cristiano Ronaldo. Adama, pletórico, resistió y su asistencia la culminó Jordi Aba con su pierna mala, batiendo por bajo a Meret.
Frenkie golpea por segunda vez
El gol tranquilizó al Barça, más vertical y pragmático que nunca, autoritario y convencido, que sorprendió al Nápoles con el segundo gol, marcado por Frenkie de Jong, antes del cuarto de hora. En el Diego Armando Maradona pocos daban crédito a lo que veían y el entusiasmo inicial se apagó muy pronto. La ilusión napolitana duró muy poco, si acaso cuando Osimhen provocó el penalti de Ter Stegen, transformado por Insigne, un futbolista con muchísimas batallas que la próxima temporada jugará en Canadá.
Frenkie de Jong, abrazado por Aubameyang, tras marcar el segundo gol del Barça / EFE
No reculó el Barça, más ocupado en penalizar a un Nápoles desbordado que en proteger a Ter Stegen, con un Ferran Torres omnipresente, un De Jong muy inspirado y todo el equipo mordiendo cada vez que perdía el balón. Y el primer acto, muy meritorio del grupo azulgrana, concluyó con el gol de Piqué en el último minuto.
Spalletti mueve ficha
En el descanso, Spalletti movió ficha y dio entrada a Politano por Demme con el objetivo de cambiar un guión muy adverso. Xavi, por su parte, pidió a los suyos que jugaran con la cabeza, se defendieran con la pelota y minimizaran los errores. Las alarmas nunca se activaron en Nápoles y, tras un aviso de Adama, Aubameyang fulminó a Meret con un remate muy potente.
Quedaba media hora para el final y el Barça había cumplido sobradamente con su mejor actuación de la temporada. Xavi incluso dosificó a Sergio Busquets para citas más exigentes y ni tan siquiera se inmutó con el gol final de Politano. La de Nápoles, que tenía mala pinta, la solucionó su equipo con mucha solvencia y con Dembelé, Riqui Puig y Luuk de Jong en el campo. El Barça, que ha marcado ocho goles en sus desplazamientos a Valencia e Italia, está de vuelta y ya espera rival en los octavos de final de la Europa League.