Más allá de la goleada endosada por el FC Barcelona al Valencia CF en Mestalla, la lluvia de goles y la eficacia azulgrana taparon algunos claroscuros que deberán ser trabajados por Xavi y su cuerpo técnico en los entrenamientos. Y es que el Barça volvió a encajar gol, y aunque sólo uno subió al marcador, lo cierto es que fueron tres los tantos que llegó a anotar el conjunto local.
En la primera mitad, aunque el Barça tuvo el control completo del partido, dos internadas de Gayá y Bryan Gil por la banda izquierda acabaron con el balón en el fondo de la portería culé. En la primera de esas acciones, un centro del valenciano fue desviado por Ter Stegen incomprensiblemente hacia su potería, aunque la jugada ya estaba anulada en el momento del centro por un fuera de juego previo. En la segunda acción, el VAR tuvo que intervenir para señalar un fuera de banda en el robo de balón de Gayá, antes de que la jugada terminase en gol de Carlos Soler. La tecnología decretó que el tanto no debía subir al electrónico, y así fue.
El Barça pudo sufrir
La cuestión es que el marcador podría haber sido muy distinto, especialmente en el segundo tiempo, si el Valencia hubiese tenido más acierto de cara a puerta. Con 0-3 al descanso, en el segundo acto los blaugrana se durmieron en varias fases del partido y tuvieron que soportar diversos arreones ofensivos del cuadro ché. Los de Bordalás llegaron con demasiada facilidad por ambas bandas (sobre todo la de Gayá), sacaron centros peligrosos y provocaron saques de esquina tras llegar hasta la línea de fondo.
Ilaix Moriba, intentando arrebatar un balón a Sergiño Dest / EFE
De no ser por un Ronald Araujo incomensurable, el FC Barcelona habría recibido más de un gol en la segunda mitad. Tan sólo Carlos Soler, de cabeza, fue capaz de reducir distancias para los locales, al aprovechar un centro perfecto de Bryan Gil y apretar el marcador con el 1-3. Entre Pedri y Aubameyang disiparon la rebelión de los chés unos minutos más tarde, con un auténtico golazo desde fuera del área. Si no hubiese sido por ese gol, el de la sentencia absoluta con el 1-4, seguramente el Barça habría sufrido mucho más en el tramo final de partido.
Asignatura pendiente
Lo que está claro es que, hoy por hoy, el principal problema del FC Barcelona no es el ataque sino la defensa. Los culés están recibiendo goles prácticamente en todos los partidos que disputan, y la fragilidad del equipo atrás castiga injustamente, a veces, el buen bagaje del equipo en el plano ofensivo. Un ejemplo ocurrió en Cornellá-El Prat, con un Barça que marcó dos dianas pero recibió dos más, o bien el 1-1 frente al Nápoles en el Camp Nou, donde los italianos apenas dispusieron de acercamientos peligrosos.
Xavi y sus hombres de confianza deberán seguir trabajando en los entrenamientos para mejorar en el plano defensivo y, de esta forma, hacer que el equipo sea más competitivo y temible para sus rivales. De cara al verano, además, se prevé que el FC Barcelona se refuerce en el mercado de fichajes con la llegada de algún central y, puede, dos laterales para cubrir dichas posiciones como es debido. Recordemos que Jordi Alba no tiene un relevo natural en el carril izquierdo, mientras que en el derecho todavía no existe un titular fijo.