El Barça es una ruina. Un equipo decadente. A 17 puntos del Real Madrid en la Liga, eliminado de la Champions y de la Supercopa, también tiró la Copa del Rey tras un partido horrible ante el Athletic. Un penalti transformado por Muniain en la prórroga fulminó al grupo azulgrana en un día tan intenso como nefasto que comenzó con el castigo a Dembelé y terminó con otra derrota cruel. En Bilbao, el Barça murió en una prórroga (3-2) que no mereció y entra en una crisis de dimensiones desconocidas, con Xavi impotente en el banquillo y Laporta sin un plan de choque efectivo.
San Mamés, una vez más, se transformó con la Copa del Rey. El Athletic, mucho más intenso, sorprendió de entrada a un Barça dubitativo, sufridor en defensa y errático con la posesión. Jordi Alba escenificó el descontrol azulgrana con su incapacidad para frenar a Nico Williams, un martillo pilón en la primera media hora. En su segunda aparición, el grupo de Marcelino marcó el primer gol tras un toque muy sutil de Muniain que sorprendió a Ter Stegen.
Un Barça sin ideas ni chispa
El Barça era un equipo roto. Sergio Busquets no controlaba el partido, Pedri se encontraba incómodo y Gavi parece apagarse poco a poco. En ataque, solo una genialidad de Ferran Torres animó a un equipo sin ideas ni chispa, impotente ante un Athletic desbocado que mereció mejor premio en el primer acto. Por suerte, Ter Stegen tuvo un día inspirado cuando más tocado estaba el Barça.
Ter Stegen ve cómo el balón se estrella en el travesaño tras un centro de Iñaki Williams / EFE
El partido pintaba mal y la bronca de Xavi en el vestuario debió ser de campeonato. Tocaba mover ficha y el técnico renunció a su manual para evitar el desastre. Nico, un centrocampista que sirve para todo, sustituyó a Abde para frenar las embestidas rojiblancas y reanimar a un Barça menor.
Entran Frenkie y Ansu Fati
La segunda parte comenzó con una mala noticia para el Athletic. Sancet, muy productivo, se lesionó y fue sustituido por Iñaki Williams. El Barça, sin embargo, no lograba amarrar el partido y Xavi dio entrada a Frenkie de Jong y Ansu Fati por Gavi y Jutglà. El equipo necesitaba más control y desparpajo ante un rival que jugó con una marcha menos, dosificando sus esfuezos y aguardando la mejor oportunidad para agrandar las grietas barcelonistas. La más clara, un centro-chut de Iñaki Williams que repelió el travesaño.
Agirrezabala, desesperado, tras el gol de Pedri / EFE
A falta de fútbol, resistía como podía el Barça, espeso en el juego de combinación y algo más cómodo cuando pudo correr, a la espera de alguna genialidad de Ansu Fati en ausencia de Dembelé, un futbolista tan anárquico como imprevisible que el club ha puesto contra las cuerdas al no renovar su contrato.
Iñigo y Pedri
El apagón del Barça, muy pronunciado en el tramo final del partido, animó al Athletic, que perseveró hasta que encontró el gol de Iñigo en una acción que retrató a Piqué. Estaba muerto el equipo azulgrana, con Xavi desesperado en la banda, y muchos futbolistas sin oxígeno. Entonces, en una situación límite, apareció Pedri Potter para silenciar San Mamés y prolongar un partido que merecía ganar, sobradamente, el Athletic.
La prórroga fue un premio excesivo para el Barça y un suplicio para Ansu, que se retiró lesionado, cabizbajo, y para Alba, que tocó el balón con la mano derecha y permitió que Muniain marcara de penalti. Fue el principio del fin azulgrana en la Copa del Rey, una competición de la que no se despedía en octavos de final desde 2010.