Joan Laporta, presidente del Barça, se encomendó a Xavi Hernández tras despedir a Ronald Koeman, un técnico al que respetaba por su legado pero al que no quería por ser una apuesta de Josep Maria Bartomeu. Con Xavi también se las tuvo, por apoyar con la boca pequeña la candidatura de Víctor Font, al que se entregó por las favorables encuestas que manejaba para contratar al técnico de Terrassa. Dos meses y medio después, el Barça sigue en crisis y los números de Xavi son muy discretos.

Los números no engañan. Con Xavi, el Barça ha ganado cinco partidos, ha empatado tres y ha perdido cuatro. Las derrotas más dolorosas fueron las de Múnich (3-0) y Bilbao (3-2). Ambas sentenciaron al equipo de la Champions y la Copa. Menos dramática fue la decepción de la Supercopa porque el Barça compitió contra el Real Madrid.

Solo queda la Europa League

A mediados de enero, el panorama del Barça es desolador. Eliminado de la Champions, la Copa del Rey y la Supercopa, la Liga es poco menos que una utopía. A 17 puntos del Real Madrid, el objetivo es acabar entre los cuatro primeros para jugar la máxima competición europea la próxima temporada.

Marcelino celebra, eufórico, la victoria del Athletic en San Mamés que eliminó al Barça de la Copa / EFE



Marcelino, eufórico, celebra la victoria del Athletic / EFE

Al Barça ya solo le queda la Europa League, un título menor, símbolo de la actual decadencia del equipo. En la Europa de segunda velocidad, tampoco lo tendrá fácil el equipo de Xavi. Su primer rival será el Nápoles, tercer clasificado de la Serie A, a cuatro puntos del Inter.

Al Barça le falta fútbol

Xavi, de momento, es intocable. Su Barça es un equipo en construcción, con muchos desajustes y carencias. Al equipo le falta contundencia en defensa,  un relevo para Sergio Busquets y pegada. La solución de emergencia podría ser Álvaro Morata, pero el delantero madrileño tampoco se caracteriza por ser un depredador del área. 

Al Barça le falta fútbol. Con Xavi, el equipo es reconocible. El técnico pide a sus jugadores que presionen arriba y abran el campo. El problema es que la distancia entre líneas es grande y Sergio Busquets sufre mucho. En defensa, Piqué ya no está para grandes trotes y tanto Alves como Alba no son los laterales de mucho recorrido que necesita el equipo.