El Barça perdió en San Mamés y tiró la Copa (3-2). El equipo azulgrana cayó eliminado de la competición de la que es vigente campeón en un partido horroroso. Pero el encuentro se había empezado a perder mucho antes.
El FC Barcelona, como club, empezó a perder el título en la rueda de prensa previa, protagonizada por Xavi Hernández, el miércoles en la Ciutat Esportiva. Justo antes de una eliminatoria decisiva, a partido único en uno de los campos más complicados de España, tanto el cuerpo técnico como el entorno estaban más pendientes de hablar sobre Ousmane Dembelé que del duelo copero. Al día siguiente, jueves de partido, el Barça insiste con el tema y lanza un comunicado en vídeo por boca del director de fútbol, Mateu Alemany. Un mensaje incendiario que exige la salida del club a un futbolista que se queda castigado sin viajar con el resto del equipo y muy enfadado. Tanto, que responde con otro comunicado feroz. Con todo lo que ello conlleva: mucho ruido mediático, tensión, caras largas y la cabeza de todos puesta en otras cosas.
En un día tan decisivo, el Barça se veía ganador sin bajar del autobús. Por este motivo, los dirigentes se permitieron pensar más en cómo castigar a Dembelé, que en cómo pasar una eliminatoria clave para aspirar al título más asequible del año. Y ello jugó en contra del club, que no pensó en las necesidades de Xavi Hernández y acabó pagando la visceralidad de sus actos impulsivos con un clima de tensión, una derrota, un título menos por el que luchar y, a mayor abundamiento, una lesión muy dolorosa de Ansu Fati: estará dos meses fuera.
Un estímulo y dos piezas clave menos
Las cosas no pasan porque sí. La gestión inteligente de club es necesaria para ayudar al rendimiento deportivo del equipo. Generar un conflicto con un miembro del vestuario, sea más o menos querido en la plantilla, no invita a que los futbolistas lleguen con el mejor estado anímico al terreno de juego. Y menos cuando se dirime la conquista de un título. Descentrados, los jugadores del Barça se vieron superados por el Athletic en todo el encuentro.
Ansu Fati se abraza con Pedri en San Mamés, antes de caer eliminados de la Copa / EFE
No se puede culpar única y directamente al caso Dembelé de la derrota, pero queda claro que una situación así no ayuda a conseguir la victoria. Como tampoco ayuda prescindir del futbolista más desequilibrante de la plantilla en un día con muchas bajas donde, como último revulsivo, tuvo que salir al campo un inoperante Braithwaite. Toca seguir remando, pero con un estímulo menos, la Copa, y sin dos piezas que hasta ahora se consideraban de vital importancia para el equipo: Ansu Fati, lesionado, y el propio Ousmane Dembelé, castigado.