El Real Madrid, en la prórroga y con algunas dosis de fortuna, tumbó otra vez al Barça (2-3). Han pasado ya casi dos años de la última victoria azulgrana en un clásico. Desde marzo de 2019, el equipo blanco ha ganado cinco clásicos y ha empatado otro. En Arabia Saudí, como en España, el Madrid frustró a un Barça muy mejorado con Pedri y Ansu Fati, atrevido en grado superlativo y derrotado cuando tenía a su rival contra las cuerdas. Una contra letal culminada por Valverde castigó al grupo de Xavi Hernández en la primera semifinal de la Supercopa.
Un Barça-Real Madrid siempre es un partido de alta tensión. Se juegue en España o en Arabia Saudí. Sea de Liga, de Champions, de Copa del Rey o de la Supercopa. La rivalidad entre azulgranas y madridistas es eterna y los dos grandes clubes funcionan como vasos comunicantes. La felicidad de uno implica la desdicha del otro.
Debut de Ferran Torres
En Riad, el Barça encaró el clásico con muchas novedades y más urgencias. A 17 puntos del Real Madrid en la Liga, el partido pintaba mal para el grupo de Xavi Hernández, atrevido al alinear a Ferran Torres, necesitado como está el equipo de nuevos estímulos. En el Madrid, Ancelotti prescindió de Alaba y se encomendó una vez más a Casemiro, Modric y Kroos en la sala de máquinas para penalizar a un Barça sin Nico y con Luuk de Jong como ariete, en detrimento de Memphis Depay.
Xavi, preocupado por las contras del rival, prefirió abrir el campo con dos extremos que buscar superioridades en el centro del campo. Ferran comenzó en la banda derecha y Dembelé en la izquierda, y todo el equipo presionaba muy arriba para incomodar al Real Madrid, menos combinativo y más vertical con la pelota. No le importaba resguardarse al grupo blanco en su campo mientras pudiera correr a campo abierto. En una contra, Marco Asensio la tuvo para adelantar al Madrid.
Valverde celebra el gol de la victoria del Real Madrid contra el Barça / EFE
Error de Sergio Busquets
El Madrid parecía esperar el momento oportuno. No se inmutó con la falta de tino de Asensio y aguardó otro despiste azulgrana para golpear primero. Vinicius, tan rápido como certero, batió a Ter Stegen tras un error de Sergio Busquets. Con muy poco, con apenas tres toques, al Madrid le bastaba para hurgar en las carencias defensivas del Barça.
El gol dejó tocado al equipo de Xavi. Ni Gavi ni Frenkie de Jong rompían entre líneas, preocupados por evitar nuevas pérdidas de balón, y el Madrid parecía tranquilo con un guion similar al del partido de Liga en el Camp Nou. Sin demasiadas ideas, el Barça se encomendó a Luuk de Jong, un futbolista del que renegaba hace un mes y al que cuesta ver vestido de azulgrana. Lucky Luke marcó el gol del empate en una afortunada acción que premió la perseverancia barcelonista.
Luuk de Jong celebra su gol al Real Madrid / FCB
El Barça se sacudió muchos complejos con el gol, cuando masticó menos las jugadas y fue más directo en el tramo final del primer acto. El segundo comenzó con un doble cambio en el equipo azulgrana: Pedri y Abde entraron por Ferran Torres y Frenkie de Jong. Y, sobre todo, regresó el Barça convencido de castigar a Real Madrid, con dos buenas ocasiones de Pedri y Luuk de Jong en los primeros minutos.
El Madrid ya no vivía tan plácidamente y hasta Dembelé se animó en un Barça con menos complejos, al que intentó agitar un poco más Ansu Fati cuando sustituyó a Luuk de Jong. Ancelotti activó todas las alarmas en su equipo, que estiró las líneas y buscó nuevas conexiones con Vinicius y Benzema, que estrelló una pelota en el poste antes de marcar el segundo tanto madridista.
El gol de Ansu Fati
Tras el gol, Xavi se olvidó de la pizarra y fue con todo. Nico y Memphis entraron por Alves y Gavi. En el Madrid, Ancelotti replicó con Valverde por Modric para contener las embestidas azulgranas. El técnico italiano pensaba que lo tenía todo atado y bien atado, pero Ansu Fati se saltó el guion y, de cabeza, empató por segunda vez para un Barça desbocado.
El Barça, más pasional, afrontó la Supercopa con la mejor predisposición, sin especular, desbocado, y Abde, el futbolista que llegó del Hércules a cambio de dos millones de euros, soñó en dos ocasiones con ser el héroe de la semifinal. Al Madrid, sorprendentemente, el balón le quemaba, pero sabía que tendría su oportunidad. Y vaya si la tuvo. En otra contra trepidante, Valverde fulminó a un Barça que cayó con todos los honores en Riad, víctima de sus errores pero muy mejorado respecto a los últimos partidos.