El Barça ya compite con los grandes. En un duelo de altos vuelos, el equipo de Xavi Hernández empató con el Sevilla en el Sánchez Pizjuán (1-1) y prosigue su lenta recuperación en la Liga, todavía a 15 puntos del Real Madrid y a dos de los puestos de Champions. Mejoró pero le faltó pegada al grupo barcelonista para tumbar a un Sevilla en inferioridad numérica desde la expulsión de Koundé.

El Barça de Xavi es más un proyecto de futuro que una realidad. El equipo vive al límite, con una plantilla de perfil bajo, sin estrellas ni referentes. Es más un proyecto de futuro que una realidad, con jóvenes con mucho desparpajo que empiezan a competir en la elite. Contra el Sevilla, Xavi dio entrada a Gavi, Juglà y Ez Abde, pero prescindió de Nico por culpa de una normativa "estúpida" que frena el ascenso de las promesas del filial azulgrana.

Cuatro defensas

El Barça jugó, de entrada, con cuatro defensas, con Araujo en la banda derecha y Alba en la izquierda ante un Sevilla con problemas en la elaboración en pleno diluvio. Al grupo azulgrana, con más criterio cuando tenía la pelota, le faltaba profundidad pero Jutglà no se cortaba lo más mínimo cuando tenía la pelota y enfocaba a Bono. Más empaque tiene Dembelé, imprevisible como siempre, que probó fortuna tras un error de Ocampos que desbarató el portero sevillista.

El partido tenía buena pinta para el Barça, pero el Sevilla no tenía prisa. Sabían Lopetegui y Xavi que el grupo azulgrana sufre mucho en las jugadas de estrategia y por ahí golpeó el equipo andaluz. Pasada la media hora, Rakitic botó un saque de esquina para Papu Gómez que sorprendió con un remate raso y cruzado tras una perfecta maniobra de despiste de sus compañeros.

Cómo ver el Mallorca-Barça gratis y en directo / EFE



Los jugadores del Barça celebran el gol de Araujo en el Pizjuán / EFE

El empate de Araujo

El gol dejó tocado al Barça, pero el Sevilla estuvo más pendiente de guardar su botín que de golpear de nuevo. Con menos espacios para maniobrar, el equipo azulgrana fue más vertical y a pocos segundos del descanso encontró la recompensa en otra jugada de estrategia que culminó la bestia Araujo con un cabezazo impecable. El delantero uruguayo voló para cazar el centro de Dembelé y batir a Bono.

En la segunda parte, el Sevilla fue más intenso en la presión para evitar que el Barça tuviera tiempo para pensar. Gavi recibió lo suyo y el partido se aceleró para desesperación de Xavi, quien no lograba que sus jugadores conectaran con Dembelé y Abde, muy apagado en el Pizjuán. 

La expulsión de Koundé

El partido estaba donde quería más el Sevilla que el Barça, pero Lopetegui tuvo que mover ficha tras la absurda expulsión de Koundé por tirarle el balón en la cara a Alba en la cara. A partir de entonces, el duelo se crispó y los dos equipos repartieron estopa de lo lindo. Y en plena batalla, Xavi dio entrada a Nico por Jutglà en busca de otro gol milagroso que acariciaron Gavi y Dembelé cuando más tocado estaba el Sevilla, que resistió hasta el final.